Desde que se implementó la cuarentena a finales de marzo de 2020 para mitigar el coronavirus en Colombia, líderes sociales de al menos once regiones han sido asesinados y la población coaccionada por grupos armados ilegales que imponen un régimen del terror.
La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), las disidencias de las FARC y grupos paramilitares como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) amenazan a las comunidades con ataques armados en los que asesinaron entre marzo y junio de este año a nueve personas, según un informe de la organización Human Rights Watch (HRW).
En medio de la pandemia por la COVID-19, los homicidios a defensores de derechos humanos y comunales creció en un 53% en lo que va del año respecto al mismo período de 2019. La Fundación Ideas para la Paz (FIP) señaló que entre enero y abril han sido asesinados 49 líderes sociales.
Los grupos armados guiados con el poder que pretenden tener también ordenan cuarentenas y toques de queda más estrictos que lo decretado por el Gobierno, mediante panfletos y restricciones en la movilización de personas, embarcaciones y vehículos.
“Están imponiendo reglas draconianas para controlar la epidemia. Aterrorizan a la población civil con medidas que incluyen amenazas y ataques con armas de fuego. Asaltan a las comunidades y ejecutan a sangre fría a aquellas personas que no cumplen con las normas que ellos imponen”, sostuvo José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW.
El 8 de junio en el departamento de Putumayo, el líder comunitario Edison León Pérez fue asesinado por la Mafia, tras denunciar que el grupo obligaba a los habitantes del lugar a organizar puntos de control para examinar e interrogar a las personas que ingresaban al poblado sobre síntomas de la COVID-19.
Aprovechan la cuarentena para afianzar control y protegerse
La Fundación Ideas para la Paz (FIP) sostiene en su informe que los grupos armados aprovechan la pandemia para intimidar a las comunidades y líderes con tres objetivos: reafirmar su control, ganar algún tipo de reconocimiento y proteger del coronavirus a sus miembros.
Con esto los grupos radicales pretenden que la población no solo los vea como una mafia brutal, sino también como personajes preocupados por la salud de toda la población. Además ellos también tienen temor de contagiarse de coronavirus, ya que significaría bajas en su tripulación por la falta de atención médica en esas zonas de Colombia.
¿Masacres u homicidios colectivos?
En las últimas semanas de agosto en Colombia se registró más de 30 muertos. Lo más doloroso fue el asesinato de seis jóvenes en la localidad de La Guayacana, en el departamento de Nariño. En la zona opera la guerrilla del ELN, disidentes de las FARC y bandas criminales.
Sin embargo, el presidente Iván Duque afirmó este sábado 22 de agosto que las matanzas en distintas partes del país, no son “masacres” sino “homicidios colectivos”.
“Muchas personas han dicho: ‘volvieron las masacres, volvieron las masacres’, primero hablemos del nombre preciso: ‘homicidios colectivos’, y tristemente hay que aceptarlo como país, no es que volvieron, es que no se han ido tristemente estos hechos de ‘homicidios colectivos’”, enfatizó.
Según la ONU, las medidas de confinamiento para evitar la propagación de la COVID-19 se han convertido en una oportunidad para matar y amenazar a indígenas, líderes sociales y agricultores para apoderarse de territorio de economías ilícitas.
El coronavirus en Colombia ha provocado 541.147 personas contagiadas, de las cuales 148.708 son casos activos, 17.316 han fallecido y 374.030 se han recuperado.
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