«Lo único que me preocupa es una cosa: quiero proteger algo que hemos construido durante el último cuarto de siglo con nuestras manos», ha afirmado el mandatario, según informa la agencia oficial BelTA. «Eso es lo que me preocupa, no el poder» como dicen quienes le acusan de «aferrarse al poder hasta que los dedos se le han puesto azules», ha añadido.
«No quiero que mi país salte en pedazos» porque «yo lo construí sobre las ruinas de un imperio», ha insistido, subrayando que si ello ocurriera sería «una matanza», «sería mucho peor que lo que ocurrió en Ucrania».
El mandatario, en el poder desde 1994, se refería así a las protestas que forzaron la dimisión del presidente Viktor Yanukovich en Ucrania en 2014, tras lo cual estalló un conflicto en el este del país y Rusia procedió además a la anexión de Crimea.
Por otra parte, ha advertido de que «si comenzamos a torcernos el brazo unos a otros, sabemos lo que ocurrirá». «Habrá como mínimo una guerra civil, pero nosotros no necesitamos eso», ha añadido, para a renglón seguido asegurar a los ciudadanos con los que se ha reunido de que «no tienen que preocuparse porque no sucederá».
Lukashenko también ha advertido de que Bielorrusia prevé adoptar medidas económicas en respuesta a las sanciones impuestas por los países bálticos, que el lunes anunciaron la prohibición de entrada a su territorio de 30 dirigentes bielorrusos, incluido el presidente.
En opinión del mandatario, a los países bálticos les dijeron que «atacaran» porque otros vecinos más fuertes de Bielorrusia comprenden que si se enfrentan al país podría proceder al cierre de sus fronteras, con las consiguientes consecuencias.
Así las cosas, ha indicado que su Gobierno ya prepara medidas de respuesta a las sanciones. «No vamos a pelear por tener acceso allí, sino que simplemente intentaremos resolver el problema con el aspecto económico», ha indicado.
«Dicen que para Bielorrusia será más caro» redireccionar los cargamentos desde los puertos en el Báltico a Rusia y «ciertamente perderemos un poco de beneficio», ha reconocido Lukashenko, que sin embargo ha considerado que se podría llegar a un acuerdo sobre tarifas con Moscú.
Bielorrusia vive sumida en una grave crisis política a raíz de la victoria de Lukashenko en las elecciones del pasado 9 de agosto, cuyo resultado la oposición no reconoce, así como buena parte de la comunidad internacional. Desde entonces, se han venido sucediendo las protestas, lo que ha dejado al menos tres manifestantes muertos y cientos de heridos
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