Bill Birtles, corresponsal en Beijing de la cadena ABC, y Michael Smith, periodista en Shanghái de la Australian Financial Review (AFR), se refugiaron durante varios días en oficinas diplomáticas de sus países, antes de que se les permitiera salir del país acompañados por diplomáticos australianos. Llegaron a Sídney el martes por la mañana, según ABC.
Estas salidas apresuradas se producen después de la detención el mes pasado, por una causa indeterminada, de una periodista australiana que trabaja para la televisión pública china en inglés CGTN, Cheng Lei. El arresto tensó las relaciones entre Beijing y Camberra.
Según ABC, el ministerio de Relaciones Exteriores australiano aconsejó la semana pasada al corresponsal Bill Birtles que abandonara el país. Pero poco antes de su regreso a Australia, previsto el jueves pasado, siete policías chinos fueron a su domicilio en medio de la noche para informarle de que lo iban a interrogar sobre un “caso de seguridad nacional” y que, por lo tanto, no tenía derecho a salir del país. Después de eso el periodista se refugió en su embajada en Beijing.
Posteriormente, Birtles fue interrogado por la policía china, en presencia de dos diplomáticos australianos, y se le permitió salir del país
Michael Smith también recibió la visita de la policía en su vivienda esa misma noche, informó AFR, que asegura que las presiones sobre los dos periodistas están relacionadas con la detención de su colega Cheng Lei.
Las relaciones entre Australia y China se han deteriorado en los últimos dos años. Camberra decidió actuar contra lo que consideraba una creciente interferencia de Beijing en los asuntos de Australia.
Haces unos meses Australia enfureció a China al pedir una investigación sobre los orígenes de la pandemia de COVID-19, descubierta por primera vez en la ciudad china de Wuhan. Desde entonces las autoridades chinas han tomado medidas para reducir las importaciones australianas y han alentado a sus estudiantes y turistas a evitar Australia
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