Este acuerdo se ha concretado tras la X Reunión de ministros iberoamericanos de Medio Ambiente, preparatoria de la XXVII Cumbre Iberoamericana de Andorra, cuyos titulares no se encontraban desde hace once años y que en esta ocasión tuvieron que hacerlo de manera telemática debido a la pandemia.
Según un comunicado de la Secretaría General Iberoamericana, se ha exhortado a los países «a articular una hoja de ruta que guíe las acciones de Iberoamérica por la protección del medio ambiente, afianzando las alianzas estratégicas con organismos y redes iberoamericanas existentes».
De esta manera, se pretende «dar continuidad a la dimensión medioambiental» en las siguientes Cumbres Iberoamericanas de jefes de Estado y de Gobierno.
Según la declaración adoptada por los 22 países, los Estados han acordado «reafirmar sus compromisos de acción climática», así como presentar «estrategias a largo plazo para un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero» para cumplir con el Acuerdo de París.
En ese sentido, piden «respetar» el «principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales».
A su vez, se demanda a la comunidad «un mayor compromiso en la construcción e implementación del Marco Mundial para la Biodiversidad post-2020, estableciendo metas y objetivos que permitan responder a la magnitud del desafío de la pérdida de biodiversidad», según el texto.
UNA AGENDA PARA AVANZAR EN COMÚN
La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, ha valorado, en declaraciones a Ef, que el hecho de que 22 países, entre los que existen «diferencias», acordaran una declaración conjunta que ayuda a que la región «pueda hacer más» que lo puede hacer cada nación «por su cuenta».
«Creo que hay que valorar esta declaración, porque viene de espacio de cooperación que sabe que hay muchos temas en los que no podemos avanzar a menos que los pongamos dentro de un espacio colectivo, el avance que cada país puede hacer por si solo es menor que el que podamos hacer de manera conjunta», ha manifestado.
La costarricense ha asegurado que este «muestra la fortaleza del espacio iberoamericano, que puede llegar a consensos y abordar nuevos retos y nuevos compromisos».
«Teníamos once años de no tener una reunión de ministros de Medio Ambiente y con los cambios que se han suscitado en últimos diez años tiene aún más valor porque había que renovar la agenda iberoamericana y de hecho crear una primera agenda medioambiental y de cambio climático», ha enfatizado.
La ministra de Medio Ambiente, Agricultura y Sostenibilidad del Gobierno de Andorra, Sílvia Calvó, ha manifestado que su país introdujo en la declaración «dos retos que son prioritarios y urgentes» para la región: «la pérdida de biodiversidad y la lucha contra el cambio climático».
Por su parte, España ha destacado la necesidad de lanzar «un mensaje ambicioso, firme y coherente con el Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la recuperación económica, ambiental y social», según una nota de prensa del ministerio de Transición Ecológica.
La crisis del COVID-19 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de los sistemas económicos y sociales de los países iberoamericanos, según la representación española y, por ello, su secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha defendido «un mayor y más firme compromiso con la agenda climática y ambiental para hacer frente a problemas globales como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, los desastres naturales y los desastres ambientales».
LAS CLAVES DE LA AGENDA
La Secretaría General Iberoamericana (Segib) será, a petición de los países de la región, la encargada de confeccionar esta agenda durante 2021 y 2022.
Serán tres los grandes temas que regirán este recorrido: la biodiversidad y la gestión integrada de los servicios ecosistémicos, un cambio de modelo de producción y consumo y políticas públicas innovadoras para una transición ecológica justa.
Entre las acciones que construirán la agenda están «promover el intercambio de información ambiental, la cooperación y la coordinación de las redes iberoamericanas» y definir «unas líneas de acción iberoamericanas para responder a los desafíos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad».
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