La reunión de ministros Exteriores de la UE de este lunes ha evidenciado así las diferencias con Chipre, que rompe la unanimidad y condiciona las medidas a que la UE aplique sanciones similares contra Turquía por su beligerancia en el Mediterráneo oriental. Así las cosas, Borrell espera que el asunto lo puedan desencallar los líderes de la UE en la cumbre europea de este jueves y viernes.
«Haré todo lo que sea necesario para que las sanciones se adopten en el próximo Consejo de Asuntos Exteriores. Se ha convertido en un compromiso personal y de esto depende la credibilidad de la UE. Debemos tener una política exterior común y si no podemos hacer esto, entiendo que nuestra credibilidad está en juego», ha alertado en rueda de prensa tras seis horas de reunión.
No obstante, el jefe de la diplomacia comunitaria ha evitado cargar las tintas contra Nicosia, asegurando que la clave es tener a todos los países miembro a bordo en una medida así y ahora toca tener «un poco de paciencia» para forjar ese acuerdo.
De todos modos, confía en que los líderes de la UE señalen el camino tras la cumbre de esta semana y eso allane el trámite en el Consejo. Tampoco ha querido adelantar cual puede ser la forma de desbloquear la situación y ha recordado que la UE pactó adoptar medidas contra Turquía si persistía en su actividad petrolífera en aguas del Mediterráneo.
Sobre la situación en la que queda Bielorrusia, con una crisis política que se extiende ya siete semanas, Borrell ha explicado que el país necesitará apoyo financiero y económico para superar la escenario actual y ha reiterado que Lukashenko queda, a ojos de la UE, en una situación similar a la del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
«No reconocemos la legitimidad de Maduro, igual que no reconocemos la legitimidad democrática de Lukashenko. No reconocemos que las elecciones hayan sido válidas», ha explicado, aunque ha añadido que, de todas maneras, «la realidad» es que tanto uno como otro tienen el control del gobierno y la administración en sus países, por lo que la UE «tiene que trabajar con ellos».
Eso sí, Borrell ha avisado que la decisión tendrá consecuencias directas como «rebajar» las relaciones entre Bruselas y Minsk, dañará la participación de Bielorrusia en la Asociación Oriental y en otros encuentros al más alto nivel.
Sobre si las sanciones afectarán también al propio Lukashenko, otro aspecto que divide a los Veintisiete, el Alto Representante se ha limitado a comentar que es una posibilidad que se sigue discutiendo ya que algunos estados miembro consideran que el líder bielorruso ha hecho «méritos suficientes» para estar en la lista de sancionados.
«Es un tema de táctica y de graduación, ver si decidimos ir paso a paso», ha resumido el político español. A la espera de recibir la luz verde de los Veintisiete, la UE trabaja en una lista que incluirá a unos cuarenta dirigentes bielorrusos implicados en el fraude electoral y la represión de las protestas.
La jornada ha arrancado en Bruselas con un desayuno informal de los ministros de Exteriores con la líder opositora bielorrusa, Svetlana Tijanovskaya, que ha reclamado un apoyo claro de la Unión Europea a la democracia y a los Derechos Humanos en Bielorrusia. «Pido a todos que sean firmes sobre la situación en nuestro país. Somos importantes para el mundo y solo con la ayuda de la comunidad internacional seremos capaces de ganar nuestra batalla por una Bielorrusia democrática», ha señalado en una declaración desde la Eurocámara
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