EE.UU confirmó anoche que había «dado caza» al líder de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, en Kabul(Afganistán). El sucesor del terrorista Bin Laden, fue localizado tras una ardua investigación por parte de los espías del CNi estadounidense.
El año pasado, durante la caótica retirada estadounidense de Afganistán, el presidente Joe Biden prometió que su administración no permitiría que el nuevo régimen liderado por los talibanes hiciera del país un refugio seguro para los terroristas.
Lo que ya dejaba entrever que la guerra librada por Washington contra el terrorismo islámico estaba lejos de terminar.
Un año después de la desastrosa huida del ejército norteamericano y el resto de ejércitos occidentales de Afganistán. Los asesores de seguridad del presidente se acercaron a él y sugirieron que los funcionarios de inteligencia podrían haber localizado al líder de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, en la capital afgana.
La CIA había estado siguiendo los pasos de los líderes de Al-Qaeda y tenían constancia de que estaban regresando a Afganistán tras la marcha de Occidente.
Las informaciones conocidas hasta hoy serían que Zawahiri, se instaló en un gran recinto con altos muros protectores en el centro de Kabul con su esposa e hija.
Habían identificado una red que apoyaba al líder de Al Qaeda y su familia a través de múltiples fuentes de inteligencia, según los informes.
Los espías habían establecido cuidadosamente patrones de comportamiento de los residentes de la casa, incluidos los movimientos de una mujer que los espías identificaron como la esposa del terrorista. Todo ello a través de imágenes por satélite y cámaras ocultas en diferentes lugares.
Habían reconocido su forma de actuar de líder de una organización terrorista. Observaron que después de llegar a la casa, Zawahiri nunca abandonó personalmente las instalaciones. Pero sí notaron su hábito de aparecer periódicamente en un balcón con vista a las paredes de la propiedad por cortos períodos de tiempo.
Biden había encargado a su servicio de inteligencia que se aseguraran de que los civiles, incluida la familia de Zawahiri y los funcionarios talibanes, no murieran accidentalmente en el ataque.
El 25 de julio, después de convocar a su equipo por última vez y pedir la opinión de sus principales asesores, el presidente autorizó la operación.
A las 06:18 hora local (00:38 hora españoña), dos misiles Hellfire disparados por un dron se estrellaron contra el balcón de la casa de Zawahiri, matando al líder de Al Qaeda. Los miembros de su familia resultaron ilesos, según funcionarios de inteligencia.
La operación había sido un éxito, saliendo según lo planeado.