Lula da Silva, 77 años recién cumplidos, ha ganado las elecciones en Brasil. Y lo ha hecho por la mínima. Con el 99% del voto escrutado, ha vendido al ultraderechista Jair Bolsonaro con el 50,90% de los apoyos frente a un 49,10% de su contrincante.
Un puñado de votos ha inclinado la balanza a favor de la izquierda. En concreto, 2,1 millones de papeletas en unas elecciones en las que han votado 118,5 millones de brasileños.
Consciente de lo ajustado de su victoria, Lula ha querido subrayar en sus primeras palabras su voluntad de gobernar para todo el país. «Gobernaré para 215 millones de brasileños. No hay dos ‘brasiles’, hay un solo país, un único pueblo, una gran nación».
«Me considero un ciudadano que ha vivido un proceso de resurrección. Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy», señaló Lula, tres años después de salir de la cárcel, donde estuvo 580 días por corrupción.
Ahora quedan por delante dos meses hasta que Lula tome posesión. El presidente electo deberá sentarse a negociar la formación de Gobierno con la coalición de 10 partidos que le han llevado al poder.