El Kremlin intensifica los bombardeos contra las ciudades que se encuentran en la retaguardia de Bakhmut
En esta cuarta entrega de Relatos de una invasión, nuestra corresponsal María Senovilla muestra cómo es el día a día en la ciudad de Kramatorsk, visitada recientemente por el presidente Zelensky y donde conviven con bombardeos indiscriminados casi a diario
El ejército del Kremlin sigue empleando munición de racimo para bombardear zonas residenciales, parques y escuelas en Ucrania, y el Tribunal de la Haya por fin responde a estas violaciones del Derecho Internacional y emite una orden de detención contra el propio Putin, al que responsabiliza de cometer crímenes de guerra.
Pero lejos de acatar las acusaciones, Putin echa un pulso a la Corte Penal Internacional escenificando un paseillo de la victoria -preparado como si de una obra de teatro se tratase- por Crimea y Mariupol.
La ocupación
Mientras paseaba por estos territorios, que su ejército ha ocupado por la fuerza en Ucrania, ordenaba, además, una ronda de nuevos bombardeos en ciudades como Kramatorsk, Konstantivka o Chaviv Yar, todas ellas situadas en la retaguardia de Bakhmut.
Estos bombardeos, que se están produciendo de manera casi diaria desde hace más de una semana, se han llevado por delante la vida de varias personas y han enviado al hospital a decenas.
Pero nada hace presagiar que vayan a detenerse. Ni por orden de la Corte Penal Internacional, ni tampoco por la mediación de terceros países -como China, que también ha entrado en escena esta semana-, y que velan sólo por sus intereses, lejos de priorizar las vidas que se están perdiendo en Ucrania.
Zelensky
En mitad de este escenario -de continuos bombardeos-, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky respondía a la provocación de Putin desplazándose hasta el punto más negro de la guerra en estos momentos: Bakhmut. Allí alentaba a sus tropas y les recordaba que están luchando -y muriendo- para defender sus hogares de la invasión rusa.
Y en medio de este tira y afloja diplomático, están los cientos de vidas que se siguen perdiendo a diario, en el frente y en las ciudades de la retaguardia, cada vez más asediadas por la artillería y los misiles rusos.