La conocida marca de cervezas de Estados Unidos Bud Light ha lanzado recientemente una campaña publicitaria que ha sido objeto del boicot más absoluto por parte de los más sectores conservadores del países. Dylan Mulvaney, influencer transexual y activista, es la cara visible de esta campaña, pero se ha topado con el odio de una buena parte de la población.
Los sectores ultraconservadores de Estados Unidos se han escandalizado con esta nueva campaña, que además coincide con el primer ‘aniversario’ de Mulvaney siendo mujer. El boicot a la marca se ha extendido rápidamente en redes sociales y las reacciones son de lo más bochornosas.
Un usuario aplastaba miles de latas de cervezas con un tractor, mientras que otro compartía cómo le pegaba varios tiros a las latas. Las críticas han sido feroces en redes sociales, pero la campaña también le ha costado pérdidas de más de 5.000 millones de dólares a Bud Light e incluso la compañía ha caído en bolsa.
A veces, las redes sociales se llenan de protestas y de mensajes de odio, pero en este caso han ido un paso más allá. Los míticos cantantes Kid Rock y Travis Tritt, entre otros, han mostrado su profundo rechazo hacia la campaña en público. Es más, este último ha anunciado que dejará de consumir esta marca de bebidas en su gira. En el lado opuesto, siempre aparece la sensatez, pues la banda de rock The Offspring y el cantante Zach Bryan, entre otros, han respaldado a la marca y han lanzado un grito en favor de la diversidad.
El Partido Republicano también ataca
Los republicanos estadounidenses, como no podía ser de otra manera, criticaron también la campaña. Les acusaron de «comportamientos progresistas» e insultaron tanto a la marca como a la influencer.
El NRCC —Comité Congresional Nacional Republicano— llegó a publicar en su cuenta de Twitter que le cerveza de Bud Light «sabía a agua» e invitó a sus seguidores a «no confundirla con cerveza real nunca más».
Sin embargo, poco después se supo que la empresa matriz de Bud Light, Anheuser-Busch, es uno de los mayores donantes para la campaña electoral del Partido Republicano. Al conocerse la noticia, cesaron los mensajes de odio e incluso el NRCC borró su publicación en Twitter.