El verano de 2022 quedó marcado en la historia como el más caluroso registrado en el continente europeo, un periodo que vivió un patrón severo de altas temperaturas que establecieron nuevos máximos, con resultados devastadores en forma de sequías e incendios.
Según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), publicado en Nature Medicine, la temporada cálida del año pasado fue responsable de la alarmante cifra de 61.672 muertes provocadas por el calor, con España sufriendo 11.324 de esas pérdidas.
El grupo de investigación se dedicó a recopilar información sobre las temperaturas y las tasas de mortalidad de 823 regiones en 35 países europeos, cubriendo una población de más de 543 millones de personas durante el periodo 2015-2022. De este conjunto de datos, generaron modelos epidemiológicos y calcularon la mortalidad derivada de las olas de calor para cada región y semana durante la estación del sol.
El periodo estival de 2022 resultó ser implacable en cuanto a las temperaturas. Los datos indican que las marcas térmicas se mantuvieron por encima del promedio durante toda la temporada. El pico más extremo de calor se experimentó en medio del periodo de calor del verano, desde mediados de julio hasta mediados de agosto, lo que según los expertos amplificó la cantidad de decesos relacionados con el calor, resultando en 38.881 muertes entre el 11 de julio y el 14 de agosto.
Italia se llevó el dudoso honor de registrar el mayor número de fallecimientos atribuidos al calor durante todo el verano de 2022, con 18.010 decesos, seguido por España (11,324) y Alemania (8,173). Sin embargo, al organizar los datos en base a la tasa de mortalidad, Italia sigue encabezando el listado, con 295 muertes por millón, luego Grecia (280), España (237) y Portugal (211). La media europea se situó en 114 muertes por millón.
Al enfocar solo en el incremento de temperatura, Francia encabezó la lista con un aumento de +2.43ºC por encima de los valores promedios del periodo 1991-2020, seguido de Suiza (+2.30ºC), Italia (+2.28ºC), Hungría (+2.13ºC) y España (+2.11ºC).
El estudio también exploró los datos por edad y género, demostrando un aumento significativo en la mortalidad entre los grupos de mayor edad y especialmente entre las mujeres. Se registraron 4.822 muertes de personas menores de 65 años, 9.226 muertes de personas entre 65 y 79 años, y 36.848 en personas mayores de 79 años.
En términos de género, las mujeres mostraron una tasa de mortalidad prematura atribuida al calor un 63% superior a la de los hombres, con 35.406 fallecimientos prematuros (145 muertes por millón), en comparación con los 21.667 estimados en hombres (93 muertes por millón). Esta mayor vulnerabilidad de las mujeres al calor fue notable en toda la población, especialmente en las mayores de 80 años, donde la tasa de mortalidad es un 27% superior a la de los hombres. Sin embargo, la tasa de mortalidad masculina fue un 41% más alta en menores de 65 años, y un 13% mayor entre los 65 y 79 años.
El verano de mayor mortalidad en Europa hasta ahora había sido el de 2003, cuando se registró un exceso de más de 70.000 muertes. Según declara declara Joan Ballester Claramunt, primer autor del estudio e investigador de ISGlobal, “El verano de 2003 fue un fenómeno extraordinariamente raro, teniendo en cuenta el calentamiento antropogénico observado hasta entonces. Esta excepcionalidad evidenció la carencia de planes de prevención y la fragilidad de los sistemas de salud para manejar emergencias climáticas, algo que se ha buscado remediar en años posteriores”.
Por el contrario, las temperaturas del verano de 2022 no se consideran excepcionales, ya que se podían prever a partir de las tendencias de los años anteriores y muestran que el calentamiento ha ido acelerándose en la última década, afirma Ballester.
El hecho de que en el verano de 2022 se registraran más de 6.,600 muertes en Europa a causa del calor, a pesar de que muchos países ya contaban con planes de prevención activos, sugiere que las actuales estrategias de adaptación pueden seguir siendo insuficientes, argumenta Hicham Achebak, investigador del Inserm y de ISGlobal y último autor del estudio.
Europa, el continente que experimenta un calentamiento más acelerado, con hasta 1ºC por encima de la media global, se enfrentará a un promedio de más de 68.000 muertes prematuras cada verano hacia 2030 y más de 94.000 hacia 2040 si no se implementa una respuesta adaptativa efectiva, según las estimaciones del equipo de investigación.