El clima en Israel se ha tornado tenso tras una serie de ataques inesperados. A raíz del «lanzamiento masivo de cohetes» desde la Franja de Gaza, reportado por el Ejército israelí, el país ha declarado un «estado de alerta de guerra», movilizando así sus defensas. Las sirenas de alerta se han escuchado por todo el territorio, resonando en ciudades tan importantes como Tel Aviv y Jerusalén. Los informes preliminares indican que hay al menos una víctima mortal y 15 personas heridas.
Fuentes militares advirtieron sobre infiltraciones de «terroristas en varios lugares distintos» del territorio israelí. Ante esta situación, se instó a los ciudadanos del centro y sur del país a estar cerca de refugios y aquellos en áreas adyacentes a Gaza a permanecer en sus hogares. Esta instrucción se da en respuesta al enfrentamiento entre milicianos de Gaza y tropas israelíes en Sderot, localidad situada cerca de la Franja.
Este escenario complejo ha llevado al jefe del Estado Mayor del Ejército a analizar los próximos pasos. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha activado el protocolo de reclutamiento de soldados de reserva para enfrentar la emergencia. No obstante, es importante señalar que recientemente hubo controversia en torno al servicio militar reservista, muchos se mostraron reacios debido a una reforma judicial propuesta por el Gobierno de Benjamin Netanyahu. Esta situación ha causado tensiones en la sociedad israelí por las implicaciones de seguridad que conlleva.
El ataque desde Gaza ha sorprendido a Israel en pleno shabat, el día sagrado de descanso en la tradición judía. En respuesta, las fuerzas israelíes han comenzado operaciones de represalia contra el territorio de Gaza, que ha estado bajo bloqueo desde que Hamás asumió su control en 2007. Mohamed Deif, comandante militar de Hamás, calificó los recientes sucesos como «el día de la gran revolución».
Aumentando la tensión, las Brigadas de Al Qasam, brazo armado de Hamás, confirmaron no solo el lanzamiento de cohetes sino también el secuestro de soldados israelíes, algunos de los cuales habrían fallecido en enfrentamientos. Esta operación, denominada «Tormenta de Al Aqsa», ha sido descrita como «una batalla que comenzó con más de 5.000 cohetes dirigidos hacia Tel Aviv».
Ismail Haniye, líder de Hamás, explicó que la operación ‘Inundación de Al Aqsa’ es una respuesta a las acciones de Israel en Gaza y Cisjordania, y conmemora los eventos de 1948, conocidos como la Nakba. Haniye también expresó preocupación por lo que considera traiciones de Israel en acuerdos previos sobre prisioneros, enfatizando que la batalla en curso es por «el honor, la resistencia y la dignidad».