En un intento por establecer límites frente a las provocaciones continuas en el Medio Oriente, aviones F-16 de Estados Unidos han realizado un bombardeo táctico este viernes. Las instalaciones atacadas estaban vinculadas a la Guardia Revolucionaria de Irán, ubicadas cerca de Abu Kamal, una ciudad estratégica que limita con Irak.
Este bombardeo se produjo después de una serie de agresiones en la región. Solo una semana antes, milicias respaldadas por Irán habían lanzado ataques con drones que resultaron en 21 soldados estadounidenses heridos y la muerte de un contratista civil. Esta serie de agresiones ha incrementado la tensión en la zona, con EE.UU. y sus aliados sufriendo cerca de 19 ataques en tan solo siete días en Irak y Siria.
El secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, afirmó que el país no alberga «intención ni deseo de participar en más hostilidades». Sin embargo, dejó claro que, de persistir los ataques de milicias respaldadas por Irán hacia las fuerzas estadounidenses, EE.UU. tomará las acciones adecuadas para salvaguardar a sus tropas.
En cuanto a la dinámica regional, Austin especificó que este último bombardeo no guarda relación alguna con las tensiones entre Israel y Hamás. Además, instó a las naciones a abstenerse de acciones que puedan intensificar ese conflicto particular. No obstante, está claro que el acto también sirve como un mensaje hacia Irán y grupos como Hezbolá, quienes han insinuado que una invasión terrestre de Israel a Gaza podría derivar en una escalada regional.
La administración del presidente Joe Biden busca una resolución pacífica. De hecho, el propio presidente Biden se comunicó directamente con el Líder Supremo iraní, Ali Jamenei, subrayando la necesidad de que «Irán tome acciones específicas y obligue a sus milicias y delegados a permanecer quietos», según confirma una fuente interna. Además, destacan que este reciente bombardeo no fue realizado en coordinación con Israel.
Por otro lado, las declaraciones del ministro de Exteriores iraní, Hossein Amirabdollahian, en la ONU plantean una amenaza latente. Sugiere que, si Israel no cesa su ofensiva, EE.UU. podría enfrentar represalias.