La posibilidad de una erupción volcánica en el monte Fagradalsfjall, Islandia, se acrecienta con un constante enjambre sísmico que genera miles de terremotos diarios. La emergencia ha llevado a la evacuación de Grindavik, municipio costero amenazado por la lava.
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La incertidumbre persiste, y a pesar de la disminución reciente de la actividad sísmica, los expertos advierten que la erupción aún podría ocurrir en los próximos días. Itahiza Domínguez, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional, señala que la disminución de terremotos no garantiza una menor probabilidad de erupción, citando episodios previos en la región.
Domínguez describe un dique volcánico bajo Grindavik, indicando que una erupción probablemente será efusiva pero con «colas de lava fluidas«. Manuel Regueiro, presidente del Colegio de Geólogos, alerta sobre el alto riesgo, dado el elevado número de terremotos, sugiriendo que la lava podría cubrir la ciudad de manera lenta pero destructiva.
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La decisión de evacuar o no dependerá de si la erupción es superficial o submarina. Regueiro destaca que, en caso de erupción en el mar, los daños serían menores, pudiendo incluso formarse una nueva isla. Sin embargo, advierte sobre posibles efectos, como columnas de vapor de agua y nubes de cenizas.
Además, la acumulación de materiales ha causado deformaciones notables en la superficie terrestre, generando grietas en Grindavik. Aunque algunos especulan sobre una posible escisión continental, los expertos descartan esta posibilidad, atribuyendo las grietas a la intensa actividad sísmica en la región.