A poco más de setenta y dos horas del devastador terremoto de 7,6 en la escala de Richter, que se cobró la vida de más de 60 personas, Japón enfrenta persistentes réplicas sísmicas. El Gobierno japonés ha confirmado recientemente una réplica significativa de magnitud 4,9, reavivando el miedo en la población. Mientras tanto, los equipos de rescate no cesan en sus esfuerzos por encontrar y liberar a aquellos aún atrapados bajo los escombros y por localizar a los desaparecidos.
Esta última réplica tuvo su epicentro en la prefectura de Ishikawa, ubicada en la costa oeste del país. El evento sísmico ocurrió este miércoles a las 10:54 horas locales (2:54 hora peninsular española), con un foco a una profundidad de aproximadamente doce kilómetros. Afortunadamente, no se emitió ninguna alerta de tsunami en relación con este temblor.
Según la Agencia Meteorológica de Japón, desde el devastador terremoto del día de Año Nuevo, se han registrado 448 temblores. La agencia advierte sobre la posibilidad de más réplicas y el riesgo incrementado de derrumbes y deslizamientos de tierra en la prefectura de Ishikawa, instando a los residentes a estar alerta ante futuros temblores y condiciones climáticas adversas.
En el frente de las operaciones de rescate, las autoridades japonesas han confirmado hasta ahora la trágica pérdida de 64 vidas, con un número significativo de víctimas en las ciudades de Wajima y Suzu. Además, se reportan alrededor de 300 heridos en la región, con 22 de ellos en estado crítico. El terremoto, que tuvo su epicentro cerca de Wajima a una profundidad de 16 kilómetros, inicialmente desató una considerable alerta de tsunami, aunque para el martes por la mañana, todos los avisos habían sido retirados. No obstante, la Agencia Meteorológica ha recomendado a los residentes de las áreas afectadas mantenerse alejados de la costa.