El presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, ha destituido al comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, tras un fallido intento de golpe de Estado en La Paz. Las fuerzas armadas bolivianas se congregaron frente a la sede del gobierno y, con la ayuda de un vehículo blindado, forzaron la entrada al edificio. Zúñiga, quien lideraba estas tropas, afirmó que su intención era conformar un nuevo gabinete. «No pueden seguir haciendo lo que les da gana», declaró, sugiriendo que se avecinaban cambios ministeriales.
En respuesta, el presidente de Bolivia ha llamado a la calma, asegurando que «todos los bolivianos juntos vamos a derrotar cualquier intentona de golpe de Estado», y el nuevo comandante, José Wilson Sánchez, ha ordenado la retirada de los militares del edificio y de la plaza Murillo.
En una declaración televisada, Arce, acompañado de sus ministros, sentenció: «No voy a permitir esta insubordinación» y afirmó que permanecerían «firmes aquí en Casa Grande (la sede del Gobierno) para enfrentar todo intento golpista, todo intento que atente a nuestra democracia».
Zúñiga expresó su intención de liberar a «todos los presos políticos», incluyendo a la expresidenta interina Jeanine Añez, y restaurar «la democracia en el país». «Liberaremos a Añez, al gobernador de Santa Cruz Camacho y a los militares presos», aseguró ante los medios congregados frente a la sede del Gobierno. En respuesta, el presidente Arce denunció que los golpistas «están manchando el uniforme y están atentando contra la constitución política del Estado» y anunció nuevos nombramientos en el Ejército. Su discurso fue interrumpido repetidamente por los presentes con cánticos como «¡democracia sí, dictadura no!» y «¡el pueblo unido, jamás será vencido!».
El comandante destituido fue detenido al salir de la sede del Estado Mayor a las 19:00 hora local. En ese momento, Zúñiga acusó al presidente de ordenar el uso de «blindados» para «levantar» su popularidad.
La expresidenta interina Jeanine Áñez condenó la movilización irregular de militares que buscaban «destruir el orden constitucional» y exhortó a votar en 2025 para expulsar del poder al presidente Arce y al exmandatario Evo Morales.
«Repudio total a movilización de militares en plaza Murillo pretendiendo destruir el orden constitucional, el partido MAS con Arce y Evo deben irse a través del voto el año 2025. Los bolivianos defenderemos la democracia», escribió Añez a través de su cuenta de X.
La ministra de Exteriores, Celinda Sosa, solicitó a la Comunidad Internacional que condenara las movilizaciones «irregulares» que «atentan contra la democracia, la paz y la seguridad del país».
Josep Borrell, alto representante de Asuntos Exteriores de la UE, condenó «cualquier intento de quebrantar el orden constitucional en Bolivia» y expresó su solidaridad con el gobierno y el pueblo boliviano.
También se pronunció el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien declaró que el organismo no tolerará «ninguna forma de quebrantamiento del orden constitucional legítimo en Bolivia».
«La Secretaría General de la OEA condena de la forma más enérgica estas acciones del Ejército boliviano, el mismo deberá someterse a la autoridad civil como manda la Carta Democrática Interamericana», afirmó Almagro. Expresó además su «solidaridad» con el presidente Arce y reiteró que ni la comunidad internacional ni la OEA permitirán ninguna forma de quiebra del orden constitucional en Bolivia.