Contra todos los pronósticos, la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) ha sido el ganador en la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia, según los datos proporcionados por el Ministerio del Interior.
Esta coalición, que agrupa al Partido Socialista y La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, entre otros, ha conseguido un total de 182 diputados, sumando además el apoyo de 13 independientes de izquierda.
El movimiento macronista, que había mejorado considerablemente sus expectativas iniciales, ha quedado en la segunda posición en la Asamblea Nacional con 168 legisladores, superando al partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN).
Por otro lado, la Agrupación Nacional, que se perfilaba como favorita e incluso vislumbraba la posibilidad de una mayoría absoluta tras su éxito en la primera vuelta, ha terminado en la tercera posición, logrando 143 escaños junto a sus aliados.
Los Republicanos, el partido de la derecha tradicional liderado por Éric Ciotti, han obtenido 45 diputados, posicionándose como la cuarta fuerza política. Este resultado otorga al NFP una mayoría relativa, sin alcanzar los 289 escaños necesarios para una mayoría absoluta, lo que abre la puerta a la formación de un Ejecutivo de unidad nacional compuesto por macronistas, la derecha tradicional y el bloque de izquierda. Sin embargo, la postura radical de La Francia Insumisa complica esta posibilidad, anticipando un gobierno potencialmente débil.
El futuro político de Francia dependerá del equilibrio dentro del NFP, con algunos socialistas moderados posiblemente inclinándose hacia un gobierno de centroizquierda con Macron.
El país podría enfrentar un período de inestabilidad si no se logra una mayoría funcional, especialmente dado que el presidente no puede convocar nuevas elecciones legislativas hasta dentro de un año, según la Constitución. La participación en esta segunda vuelta fue del 60%, la más alta desde 1981, según el Ministerio del Interior.
La victoria del NFP desató celebraciones en la Plaza de la República en París, donde se lanzaron fuegos artificiales. En contraste, la sede de la Agrupación Nacional se sumió en el silencio mientras se conocían los resultados. La convocatoria anticipada de elecciones por parte de Macron llevó a los partidos de izquierda —LFI, Partido Socialista, los verdes (EELV) y los comunistas (PCF)— a formar el NFP en un acuerdo calificado como «histórico».
El líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, celebró los resultados y llamó a Macron a permitir que la izquierda forme gobierno. «La extrema derecha está lejos de ser mayoría esta noche. El resultado de las elecciones es el fruto del magnífico esfuerzo de movilización», afirmó Mélenchon, añadiendo que «nuestro pueblo ha votado con conciencia».
Mélenchon exigió al presidente el nombramiento de un primer ministro de la alianza de izquierda. «El presidente tiene que inclinarse y reconocer su derrota. El primer ministro debe irse», insistió. Olivier Faure, del Partido Socialista, advirtió que la izquierda no tolerará ninguna «coalición de contrarios que vaya a traicionar el voto de los franceses y prolongar las políticas macronistas».
El líder de centroizquierda Raphael Glucksmann subrayó la necesidad de diálogo en un Parlamento sin mayoría clara. El expresidente François Hollande pidió responsabilidad para buscar la pacificación tras la campaña.
Macron, por su parte, está «analizando los resultados» y esperará a conocer la configuración final del Parlamento antes de tomar decisiones. El primer ministro, Gabriel Attal, anunció su dimisión, expresando que «ser primer ministro es el honor de mi vida».
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, criticó a Mélenchon por atribuirse la victoria y sugirió abrirse más a la derecha republicana.
Desde la Agrupación Nacional, Jordan Bardella criticó la «alianza de deshonor» entre la Presidencia y la izquierda, acusando a Macron de «llevar a Francia a la incertidumbre y la inestabilidad». Marine Le Pen lamentó la situación actual, anticipando un bloqueo en la Asamblea Nacional y prometiendo defender a Francia y a los franceses.
Francia se encuentra ahora en un terreno inexplorado, con la posibilidad de semanas de incertidumbre hasta que se determine quién será el próximo primer ministro.