Esta semana, alrededor de 1.400 ultranacionalistas judíos han irrumpido en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, en una acción que ha incrementado las tensiones en la región. Aprovechando la celebración del Tisha Bav, una jornada de luto y ayuno en la tradición hebrea, estos grupos, encabezados por el ministro ultraderechista Itamar Ben Gvir, ingresaron al recinto bajo un fuerte cordón policial, enarbolando banderas israelíes y profiriendo cánticos que han sido percibidos como provocaciones por la comunidad musulmana.
Violación del statu quo y reacciones internacionales
La Explanada de las Mezquitas, un lugar sagrado para los musulmanes, ha sido objeto de controversia durante décadas. Según el statu quo establecido tras la ocupación israelí de Jerusalén Este en 1967, el acceso al recinto está reservado exclusivamente al culto musulmán, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes. Sin embargo, la incursión de este martes ha desatado nuevas tensiones, especialmente por las declaraciones de Ben Gvir, quien aseguró que han logrado «avances significativos en la soberanía de Israel» y subrayó su intención de permitir la oración judía en el lugar.
Las acciones de Ben Gvir han sido rápidamente desautorizadas por la oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu, que emitió un comunicado señalando que el evento en la Explanada es «una excepción del statu quo» y que la política sobre el lugar sagrado sigue siendo la misma, sin cambios.
Condenas y preocupaciones por el impacto en las negociaciones de paz
El incidente ha generado reacciones inmediatas en la comunidad internacional. Nabil Abu Rudaineh, portavoz de la Presidencia Palestina, ha exigido una intervención urgente por parte de la Administración estadounidense para detener lo que calificó como «provocaciones contra los santos lugares religiosos». Este tipo de acciones, según ha recordado, fueron las que desencadenaron la Segunda Intifada en 2000 tras una visita similar del entonces líder de Likud, Ariel Sharon.
Desde Washington, el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel, ha reiterado el compromiso de EE.UU. con el statu quo en los lugares sagrados y calificó la acción del ministro israelí como «inaceptable», advirtiendo que este tipo de provocaciones distraen la atención de los esfuerzos actuales para alcanzar un acuerdo de alto el fuego en Gaza.
La Unión Europea, a través de su alto representante de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, también condenó las acciones de Ben Gvir, considerándolas una violación del statu quo y una peligrosa provocación en un momento delicado para la región.
Nuevas tensiones en Gaza tras el lanzamiento de cohetes
En paralelo, la situación en Gaza sigue siendo extremadamente tensa. Este martes, el grupo islamista Hamás lanzó dos cohetes desde la Franja de Gaza, uno de los cuales cayó en el mar frente a Tel Aviv, según informó el Ejército de Israel. Aunque no se activaron las sirenas de alerta, el incidente ha puesto en máxima alerta a las fuerzas israelíes, que temen un posible ataque coordinado por Irán y sus milicias aliadas.
El ataque ha sido reivindicado por las Brigadas al Qasam, el brazo armado de Hamás, como una respuesta a lo que consideran «masacres sionistas» contra la población palestina. En represalia, Israel ha ordenado nuevas evacuaciones en la localidad de Jan Yunis, al sur de Gaza, anticipando posibles ataques militares en respuesta.
Críticas a la política israelí y la fragilidad de las negociaciones
En medio de este clima de tensión, las negociaciones de paz entre Israel y las autoridades palestinas se encuentran en un punto crítico. Tres funcionarios de los países mediadores han expresado al periódico The Times of Israel su frustración con el equipo negociador israelí, al que acusan de falta de credibilidad por retractarse constantemente de compromisos previos. Este jueves, estaba prevista una nueva ronda de negociaciones, pero el grupo palestino ha anunciado que no participará hasta que se cumplan los acuerdos ya alcanzados.
Por otro lado, el Ejército israelí ha informado este martes que en los últimos días ha matado a unos 100 presuntos milicianos palestinos en Ráfah, una zona al sur de Gaza, donde las operaciones militares han desplazado a más de un millón de personas. Esta ofensiva ha sido duramente criticada por la comunidad internacional, que advierte sobre el agravamiento de la crisis humanitaria en la región.