Este miércoles, el expresidente argentino Alberto Fernández ha sido formalmente imputado por la justicia de su país bajo acusaciones de lesiones graves y amenazas coactivas contra su expareja, Fabiola Yáñez.
La imputación ha sido presentada por el fiscal federal Ramiro González, quien lleva la investigación y ha convocado a declarar a varios testigos, incluyendo a la madre de Yáñez, la exsecretaria de Fernández, el médico presidencial y el encargado de la residencia oficial de los presidentes argentinos, la Quinta de Olivos. Además, el fiscal ha requerido acceso a registros médicos y grabaciones de seguridad.
Los cargos que se le imputan al expresidente son de lesiones graves, agravadas tanto por el vínculo con Yáñez como por haber ocurrido en un contexto de violencia de género, y de amenazas coactivas. Fernández, aunque ha negado las acusaciones de violencia física, ha reconocido la existencia de episodios de violencia verbal y, tras conocer la imputación, renunció a su puesto como presidente del Partido Justicialista (peronista).
Yáñez, de 43 años, es actriz y periodista, y conoció a Fernández en 2013 durante una entrevista que le realizó. Un año después, iniciaron su relación sentimental, que se extendió hasta 2023.
En su informe, el fiscal Ramiro González señaló que Yáñez estuvo inmersa en una relación caracterizada por «hostigamiento, acoso psicológico y agresiones físicas en un contexto de violencia de género e intrafamiliar». Además, describió cómo esta dinámica se sustentaba en una «relación asimétrica y desigual de poder», la cual se habría acentuado significativamente tras la elección de Fernández como presidente en 2019. En este contexto de desequilibrio, Fernández habría presionado presuntamente a Yáñez en 2016 para que interrumpiera su embarazo, valiéndose de «un plan que constituyó destrato, negación de la palabra, hostigamiento», lo que la habría llevado a tomar una decisión que le causó un «daño psíquico irreparable».
La acusación contra Fernández cobró fuerza después de que la justicia argentina, en el curso de una investigación relacionada con un posible tráfico de influencias por parte del expresidente, hallara el pasado mes de junio mensajes telefónicos que sugerirían un posible maltrato físico de Fernández hacia Yáñez. Según informó el diario Clarín, estos mensajes corresponden a diferentes momentos, incluyendo el período en que Yáñez estaba embarazada de su hijo Francisco, nacido en abril de 2022.
El juez federal Julián Ercolini, encargado de la investigación, decidió en junio abrir un legajo reservado dentro del expediente y compartirlo con la Oficina de Violencia de Género de la Corte Suprema de Justicia de Argentina. Yáñez, quien reside actualmente en Madrid, ratificó su acusación ante el fiscal mediante una comparecencia en el consulado argentino y a través de medios telemáticos, donde detalló que Fernández la agredió en varias ocasiones, llegando incluso a cogerla del cuello y causarle lesiones de gravedad. Además, reveló que comenzó a consumir alcohol después de que Fernández la obligara a abortar en 2016.
Por su parte, Fernández ha rechazado rotundamente las acusaciones de maltrato físico y, en una entrevista con El País, reconoció que la relación no era saludable, pero negó que hubiera ocurrido violencia física.