La policía de Ámsterdam ha detenido a 281 personas en una noche marcada por disturbios y enfrentamientos en la plaza Dam. Las manifestaciones, convocadas en apoyo a la causa palestina, surgieron tras los violentos incidentes ocurridos la semana pasada entre seguidores propalestinos y aficionados del equipo de fútbol Maccabi Tel Aviv, en un contexto de tensión creciente en la capital de los Países Bajos.
La protesta en la plaza Dam comenzó a intensificarse cuando los manifestantes desobedecieron las instrucciones de la policía neerlandesa, que había declarado la manifestación ilegal y recordado que la ciudad se encuentra en estado de emergencia. Según fuentes de la cadena NOS, la mayoría de los detenidos fueron arrestados por negarse a cumplir las órdenes de las autoridades y por presunta posesión de objetos contundentes, mientras que otros fueron detenidos por insultar a los agentes.
Daños en el mobiliario urbano y denuncias de violencia policial
Durante la noche, decenas de manifestantes causaron daños en autobuses y vehículos estacionados, en un eco de las recientes protestas que han incluido ataques incendiarios a la propiedad pública y privada. Sin embargo, las acciones de la policía en esta última jornada han sido motivo de controversia y han suscitado una investigación oficial sobre el uso de la fuerza por parte de la unidad antidisturbios.
Imágenes difundidas a través de las redes sociales muestran a efectivos policiales utilizando porras y gritando a los manifestantes. En respuesta a estas denuncias, la policía emitió un comunicado en el que confirmó que ya está en marcha una investigación para determinar si hubo abuso de autoridad durante las detenciones.
Tensión en aumento desde el partido Ajax-Maccabi Tel Aviv
Desde el altercado relacionado con el encuentro entre el Ajax y el Maccabi Tel Aviv, las autoridades de Ámsterdam han restringido las manifestaciones por motivos de seguridad, debido a la escalada de violencia y la polarización en torno a la causa palestina. Este partido, que ha sido el detonante de enfrentamientos entre distintas facciones, ha colocado a la capital bajo alerta y ha hecho que las fuerzas de seguridad refuercen su presencia en los puntos de reunión de manifestantes para intentar contener nuevas olas de violencia.
A medida que se desarrollan estas protestas, Ámsterdam se enfrenta al reto de gestionar la libertad de expresión y el orden público en un clima de elevada sensibilidad y tensión social. La policía ha subrayado su compromiso con la investigación en curso y ha instado a los ciudadanos a manifestarse de forma pacífica para evitar nuevos episodios de disturbios.