La administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció sanciones dirigidas a figuras clave del gobierno venezolano, incluyendo miembros del gabinete ministerial y de las fuerzas de seguridad, acusados de emplear tácticas represivas tras las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, tales medidas fueron comunicadas este miércoles por altos funcionarios estadounidenses.
El Departamento del Tesoro informó sobre la inclusión de 21 altos cargos, entre ellos 15 pertenecientes a cuerpos como la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). Según la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), estas personas han cometido actos “antidemocráticos” bajo las órdenes del presidente Nicolás Maduro y el recién nombrado ministro de Interior, Diosdado Cabello.
Entre los sancionados figuran Rúben Santiago Servigna, comandante general de la GNB; Alexis Rodríguez Cabello, director del Sebin; y Daniella Cabello, hija del ministro Cabello y presidenta de la Agencia Venezolana de Promoción de Exportaciones. También se incluyeron a varios ministros como Ricardo Menéndez (Planificación), Freddy Ñáñez (Comunicación) y Julio Zerpa (Servicios Penitenciarios).
Con estas sanciones, cualquier activo o propiedad bajo jurisdicción estadounidense de los implicados queda bloqueado, y se advierte que entidades o individuos que realicen transacciones con los sancionados podrían enfrentar consecuencias legales. Además, el Departamento de Estado impuso restricciones de visado a un grupo de funcionarios venezolanos que habrían socavado el proceso electoral.
La comunidad internacional sigue cuestionando los resultados de las elecciones del 28 de julio, en las que Nicolás Maduro fue declarado vencedor en medio de acusaciones de fraude ya que no se han mostrado las actas que comprueban su supuesta victoria. La oposición asegura que el verdadero ganador fue Edmundo González Urrutia, actualmente en el exilio, mientras que países como Estados Unidos, Argentina, Perú, Chile, Ecuador y República Dominicana reconocen su legitimidad.
En respuesta, las relaciones entre Washington y Caracas han continuado deteriorándose. Desde 2019, cuando Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Venezuela bajo la presidencia de Donald Trump, los vínculos bilaterales han sido tensos. Aunque la administración Biden intentó abrir canales de diálogo, estos esfuerzos no han logrado revertir el conflicto político ni aliviar las sanciones impuestas contra el gobierno de Maduro.
El panorama podría complicarse aún más con el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero, quien en su campaña evitó abordar con claridad su posición sobre Venezuela. Analistas señalan que su retorno podría marcar el regreso de una política de “máxima presión”, en contraste con el enfoque más moderado adoptado por Biden.