Después de más de 20 años de negociaciones, los bloques del Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea (UE) alcanzaron el pasado viernes un acuerdo trascendental que busca establecer una de las zonas de libre comercio más amplias del mundo.
La firma se llevó a cabo en Montevideo durante la cumbre del Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia.
El pacto, originalmente esbozado en 2019, enfrentó retrasos debido a discrepancias en temas ambientales, políticos y económicos, con Francia liderando las críticas. No obstante, el consenso logrado marca un paso significativo, aunque aún requiere la aprobación de los 27 Estados miembros de la UE, del Parlamento Europeo y de los congresos nacionales de los países involucrados para entrar en vigor.
En el evento, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó los beneficios económicos del tratado: “Este acuerdo significa más trabajos y buenos trabajos, más elecciones y mejores precios para”. A su vez, aseguró que Mercosur traerá beneficios significativos para ambas partes y facilitará la inversión europea, lo cual abrirá las puertas a nuevas oportunidades de negocios.
Los líderes sudamericanos presentes, entre ellos Javier Milei (Argentina), Luis Lacalle Pou (Uruguay), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y Santiago Peña (Paraguay), participaron en la histórica firma.
Desafíos y beneficios en el horizonte
A pesar de la firma, Francia ha reafirmado su oposición al acuerdo, argumentando preocupaciones ambientales y agrícolas. Sophie Primas, ministra de Comercio francesa, declaró que el pacto solo compromete a la Comisión Europea, no a los estados miembros, y prometió resistir en las siguientes etapas del proceso.
El acuerdo, si se ratifica, eliminaría barreras comerciales y reduciría aranceles en sectores clave. Para la UE, representaría menores impuestos para exportaciones de automóviles, maquinaria y productos químicos. Los países del Mercosur, por su parte, accederían a mercados europeos para bienes agrícolas como carne, aves y azúcar, eliminando hasta un 70% de los aranceles.
No obstante, la implementación del tratado podría tardar más de un año debido a los procedimientos regulatorios y las ratificaciones nacionales. El canciller uruguayo, Omar Paganini, subrayó que el proceso es complejo y debe superar varias etapas que requiere la aprobación de las autoridades europeas y de los parlamentos de cada país del Mercosur.
El histórico acuerdo tiene el potencial de beneficiar a más de 700 millones de personas y abarcaría el 25% del PIB mundial. Sin embargo, el escepticismo persiste, dado el historial de retrasos y desafíos enfrentados por el pacto en más de dos décadas de negociaciones.