El Papa Francisco ha viajado este domingo 15 de diciembre a Córcega, una visita histórica, de tan sólo 9 horas de duración por ser la primera vez que un Pontífice se desplaza a la isla francesa.
Durante su estancia en Ajaccio, la capital corsa, el Papa ha participado en la clausura del Congreso ‘La Religiosidad Popular en el Mediterráneo‘, donde ha pronunciado unas palabras en las que ha abogado por «el diálogo constante entre el mundo religioso y el laico, entre la Iglesia y las instituciones civiles y políticas».
A su juicio, «es un error contraponer la cultura cristiana y la cultura laica», y ha destacado la importancia de «reconocer una apertura recíproca entre estos dos horizontes». «Debemos estar alertas -ha dicho- para que la piedad popular no sea utilizada o instrumentalizada por grupos que pretenden fortalecer su propia identidad de manera polémica, alimentando particularismos, antagonismos y posturas o actitudes excluyentes».
En este sentido, el Papa Francisco ha señalado que, «cuando la piedad popular logra comunicar la fe cristiana y los valores culturales de un pueblo, uniendo corazones y amalgamando una comunidad, entonces se produce un fruto importante que influye en toda la sociedad, y también en las relaciones de las instituciones sociales, civiles y políticas con la Iglesia«.
El Sumo Pontífice también ha exhortado «a los pastores y a los fieles, a los políticos y a quienes tienen responsabilidades públicas a permanecer siempre cercanos al pueblo, escuchando sus necesidades, comprendiendo sus sufrimientos e interpretando sus esperanzas, porque toda autoridad sólo crece en la proximidad».
Tras la clausura del Congreso, el Papa Francisco ha participado en el rezo del Rezo del Ángelus con la comunidad religiosa de Córcega en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Posteriormente oficiará una misa en la Place d’Austerlitz y, como colofón a su visita, está previsto que mantenga un encuentro con el presidente Emmanuel Macron en el aeropuerto internacional de Ajaccio.