El caso de Dominique Pelicot, quien drogó a su mujer durante al menos diez años para que fuera víctima de violaciones por parte de decenas de hombres, ha conmocionado a Francia. Este jueves, el tribunal de Aviñón le ha impuesto la pena máxima de 20 años de prisión, la pena más alta para este tipo de delito, tras declararle culpable de todos los cargos, incluyendo violación agravada. Además, su nombre será incluido en el registro de delincuentes sexuales del país.
Un juicio que revela una década de abusos
La sentencia también ha declarado culpables a 20 de los 50 acusados vinculados al caso, al menos por el delito de violación. Durante el juicio, Pelicot admitió sus crímenes y pidió perdón a su exmujer, Gisèle Pelicot, y a su familia. Sin embargo, la Fiscalía subrayó que sus acciones no solo afectaron a su esposa, sino que revelaron un comportamiento sistemático de abuso y manipulación.
«Yo era un abuelo normal, como cualquier otro, hasta que me desvié del camino», declaró Pelicot ante el tribunal, intentando justificar su conducta. Sus palabras no han sido suficientes para mitigar la gravedad de los hechos.
Declaraciones de la víctima y detalles estremecedores
Gisèle Pelicot, durante su comparecencia, describió los años de barbarie que sufrió. Según explicó, desconocía los abusos debido a la sumisión química a la que era sometida, lo que le generaba lagunas de memoria. «Era una muñeca de trapo, una bolsa de basura en manos de medio centenar de hombres», relató con firmeza.
El tribunal escuchó cómo los fiscales identificaron al menos 92 violaciones perpetradas en un periodo de diez años. Aunque durante ese tiempo las sospechas de Gisèle se limitaban a sensaciones confusas y falta de memoria, su vida parecía normal a ojos de terceros. «Incluso nuestros amigos decían que éramos la pareja ideal», declaró.
Complicidad y negación entre los acusados
Los demás acusados, cuyas edades oscilan entre los 20 y los 70 años, ofrecieron versiones contradictorias. Algunos admitieron los hechos, pero alegaron que creían que la mujer había consentido las relaciones. Otros afirmaron que fueron manipulados por Pelicot, quien, según ellos, minimizó la realidad de los abusos. No obstante, el principal acusado negó haber influido en los demás, insistiendo en que todos estaban al corriente de la situación.
Una condena ejemplar y el cambio de bando de la culpa
La Fiscalía de Aviñón, encabezada por la fiscal general Laure Chabaud, solicitó la pena máxima para Pelicot por la magnitud de los delitos. «Veinte años pueden parecer mucho tiempo, pero es una pena insuficiente frente a la gravedad de estos actos», expresó Chabaud.
El juicio ha provocado una ola de apoyo hacia la víctima. Este jueves, las calles de Aviñón amanecieron con pancartas que agradecían a Gisèle su valentía y coraje por enfrentarse públicamente a los hechos y lograr, como ella misma expresó, que «la culpa cambie de bando».
Un caso que sacude a Francia
El caso de Pelicot pone de manifiesto la crueldad del abuso sistemático y el sufrimiento al que fue sometida su exmujer durante una década. La sentencia no solo busca justicia, sino también enviar un mensaje claro contra la violencia de género y la impunidad de los agresores. Francia y el mundo conmocionado, ha encontrado en Gisèle Pelicot un símbolo de resistencia y dignidad frente a la barbarie.