El conflicto entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar, y el Ejército sudanés, que estalló en abril de 2023, se ha cobrado ya la vida de más de 18.000 personas y más de 12 millones de sudaneses desplazados de sus hogares «se está convirtiendo en la crisis de personas desplazadas más grande del mundo».
De ello ha alertado Naciones Unidas esta semana, incidiendo también en que los «combates encarnizados en zonas densamente pobladas, junto con un desprecio generalizado del derecho internacional humanitario» ha provocado además 33.000 heridos, una cifra calificada como «abrumadora» por la ONU.
La ONU también ha alertado de que en el país, y como consecuencia de la guerra, «la violencia sexual está muy extendida y las infraestructuras esenciales, incluidas las instalaciones sanitarias y educativas, están en ruinas».
Guterres pide apoyo y cooperación internacional urgente para acercar a las partes a una resolución pacífica del conflicto
Además, «enfermedades mortales como el cólera también se propagan rápidamente -subrayan desde la institución-, con el telón de fondo de la interrupción de los servicios esenciales, como la atención sanitaria, el agua potable y el saneamiento».
«Una hambruna prolongada se está apoderando de Sudán», ha advertido el director de Análisis de Seguridad Alimentaria y Nutrición del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, Jean-Martin Bauer. «La gente se está debilitando cada vez más y está muriendo, ya que han tenido poco o ningún acceso a los alimentos durante meses y meses».
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido el apoyo y la cooperación internacional urgente para acercar a las partes a una resolución pacífica del conflicto mediante un alto el fuego duradero y ha urgido a aumentar la financiación de la acción humanitaria.
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