Las casualidades no existen; o sí. Pero en el caso del asesinato de Benazir Bhutto, el 27 de diciembre de 2007, fue mucha casualidad que éste se produjese tan sólo un mes después de que la «dama de hierro» pakistaní, la primera mujer que gobernó un país musulmán, afirmase en un programa de televisión que el terrorista Osama bin Laden había sido asesinado por los servicios secretos de Pakistán.
En noviembre de 2007, en una entrevista televisada por la cadena Al Jazeera con el mediático periodista británico David Frost, Bhutto aseguró que el líder de Al Qaeda había sido asesinado por Omar Sheikh, un agente de los servicios secretos pakistaníes (el ISI).
En aquellos momentos nada se sabía de Bin Laden (que estaba en el punto de mira de Occidente por haber sido el causante de los atentados del 11S), salvo que se encontraba oculto en algún lugar de Afganistán o Pakistán.
Nada se sabía o no querían que se supiera.
Y lo llamativo de esas declaraciones fue que el veterano periodista (caracterizado por sus entrevistas inquisitoriales, hasta el punto de que consiguió que Nixon esbozase un atisbo de disculpa por el caso Watergate)… no se mostró sorprendido tras escucharlas y ni siquiera repreguntó a Bhutto acerca de esa inédita afirmación.
La afirmación de Benazir Bhutto y su repercusión en el Parlamento Europeo
Sin embargo, las palabras de la ex primera ministra pakistaní tuvieron eco en el Parlamento Europeo. En enero de 2008, días después de que Bhuto fuera asesinada, el político italiano Giulietto Chiesa formuló la siguiente pregunta parlamentaria:
«Considerando que una de las prioridades de la Unión Europea es la lucha contra el terrorismo, ¿puede hacer saber la Comisión qué ajustes y evaluaciones se hicieron tras el anuncio de la muerte de Osama Bin Laden, señalado desde hace seis años como el jefe de Al Qaeda, realizado por Benazir Bhutto en una entrevista concedida a la cadena Al Yazeera el 2 de noviembre de 2007, dos meses antes de su muerte?».
La respuesta que obtuvo Chiesa fue la que se reproduce a continuación:
«La Comisión no tiene conocimiento de ninguna confirmación de la declaración hecha por la difunta Benazir Bhutto en esta entrevista. La Comisión no tiene conocimiento de ningún elemento en particular que demuestre un cambio significativo en el nivel o la naturaleza de la amenaza terrorista».
Y ahí quedó todo.
El ‘magnicidio’ de Benazir Bhutto… un mes después de afirmar que Osama Bin Laden había sido asesinado
La entrevista con David Frost fue en noviembre de 2007 y el 27 de diciembre de ese mismo año… Bhutto fue asesinada en la localidad pakistaní de Rawalpindi, tras un mitin político de la que se postulaba como candidata a dirigir de nuevo el país (ya había sido primera ministra de Pakistán entre 1998 y 1990, y 1993 y 1996).
El asesinato lo cometió un terrorista suicida de 15 años, que se aproximó al convoy de Bhutto, disparó contra ella y, posteriormente, se inmoló.
Tenía, o eso trascendió, vínculos con Al Qaeda. Y también se dijo que el ‘magnicidio’ había sido ordenado por el ISI, la agencia de Inteligencia de Pakistán, que tenía conexiones con otros servicios secretos: la CIA estadounidense, el MI6 británico y el Mossad israelí.
De hecho, como integrante de la Commonwealth, no era de extrañar la conexión del ISI con los servicios secretos británicos. Pero hubo mucho oscurantismo en torno a lo que sucedió ese 27 de diciembre de 2007.
Barack Obama anuncia en 2011 que EE. UU. había acabado con la vida de Bin Laden
Cuatro años después de estos hechos, en concreto el 2 de mayo de 2011, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, compareció ante el mundo entero desde la Casa Blanca para anunciar que las fuerzas de élite estadounidenses habían acabado con la vida de Osama bin Laden en Abbottabad (Pakistán).
Nunca se mostraron imágenes del cadáver de Bin Laden, como sí ocurrió con otros ‘perseguidos’ por la Administración estadounidense (véase el caso de Saddam Husein, cuya detención fue anunciada a bombo y platillo por EE. UU., llegándose a mostrar imágenes del expresidente iraquí tras ser descubierto en el lugar donde se escondía).
Nunca hubo pruebas de ese supuesto asesinato, que se produjo, según la Administración Obama, cuando las fuerzas de élite estadounidenses entraron en la residencia de Abbottabad donde permanecía oculto el líder de Al Qaeda.
Tampoco se dilucidó el interés que podía tener Estados Unidos en seguir manteniendo viva la imagen de Bin Laden, o incluso los propios miembros de la organización terrorista.
Pero el anuncio de Obama careció de pruebas y siempre quedará la duda de si el terrorista fue asesinado, o no, cuando lo dijo el presidente estadounidense… o cuando lo anunció la ex primera ministra pakistaní Benazir Bhutto.