El expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, ha anunciado públicamente que no continuará con los tratamientos médicos contra el cáncer, una enfermedad que ha avanzado de forma significativa, afectando ahora a su hígado tras haberse iniciado en el esófago. En una emotiva declaración, Mujica confirmó que su estado de salud es irreversible y que esta será su última entrevista, poniendo fin a una vida marcada por la lucha política, la austeridad y el compromiso social.
José Mujica, expresidente de Uruguay, anuncia que tiene cáncer de esófago
«El cáncer en el esófago me está colonizando el hígado. No lo paro con nada. ¿Por qué? Porque soy un anciano y tengo dos enfermedades crónicas. Ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía serían posibles, mi cuerpo no lo aguanta», expresó el exmandatario en un tono sereno pero definitivo.
Mujica también pidió a los medios y a la ciudadanía respeto en este momento delicado: «Lo que pido es que me dejen tranquilo. No quiero entrevistas ni molestias innecesarias. Sinceramente, me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso».
Un adiós cargado de humanidad
El líder, que gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, aprovechó esta despedida para dirigirse a sus compatriotas con un mensaje lleno de valores democráticos y unidad: «Me despido de todos mis compatriotas, de todas las ideologías. Es fácil respetar a los que piensan como uno, pero el verdadero desafío de la democracia está en respetar a quienes piensan diferente».
Sus palabras reflejan el carácter conciliador y humano que definió su trayectoria, en la que siempre buscó priorizar el bien común y los valores de la igualdad y la justicia social.
El deterioro de su salud
El camino de Mujica con el cáncer ha sido largo y complicado. En diciembre, se sometió a una intervención para colocar un stent en el esófago con el objetivo de facilitar su alimentación. Poco después, en abril, los médicos detectaron un tumor maligno que fue tratado inicialmente con radioterapia en Montevideo. Sin embargo, en septiembre se vio obligado a pasar nuevamente por el quirófano para realizarse una gastroestomía, un procedimiento que permite la alimentación directa al estómago.
El avance de la enfermedad hacia el hígado ha marcado un punto sin retorno para Mujica, quien además enfrenta el desgaste físico de dos enfermedades crónicas y su avanzada edad.
Apariciones públicas hasta el último momento
A pesar de su delicado estado de salud, Mujica sorprendió al aparecer en público durante el cierre de campaña del Frente Amplio el pasado octubre, convocado por su esposa y compañera de vida, Lucía Topolansky. En ese evento, Mujica ofreció un mensaje que resonó profundamente entre sus seguidores: «Cuando mis brazos ya no estén, habrá miles que continuarán la lucha».
Estas palabras resumen el espíritu combativo y optimista que lo ha acompañado durante toda su vida, incluso en sus últimos días.
Un legado que trasciende fronteras
José Mujica no solo será recordado como un expresidente, sino como un símbolo global de humildad y resistencia. Su estilo de vida austero, renunciando a los lujos y donando gran parte de su salario, marcó un contraste radical con la imagen tradicional de los líderes políticos.
Antes de su presidencia, Mujica fue un destacado miembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y pasó más de una década encarcelado durante la dictadura militar uruguaya. Esa experiencia moldeó su visión del mundo y su filosofía de vida, basada en la austeridad, el respeto y la solidaridad.
Un mensaje final
Con esta despedida, Mujica deja un legado imborrable que trasciende fronteras y generaciones. Su mensaje de unidad y respeto por la diversidad ideológica permanece como una lección para el futuro.
José Mujica, conocido como «el presidente más pobre del mundo», cierra su ciclo con dignidad y valentía, dejando un ejemplo de coherencia y amor por su pueblo. “El guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo, y el mundo le responde con gratitud y admiración.