La detención del estudiante Mahmud Khalil, líder de las protestas propalestinas en la Universidad de Columbia, ha encendido las alarmas en el ámbito académico. La acción, llevada a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), se enmarca en las nuevas disposiciones ejecutivas del presidente Donald Trump que endurecen las medidas contra el llamado «antisemitismo» en las universidades estadounidenses. Estas políticas han generado preocupación en organismos internacionales y entre la comunidad estudiantil.
La estudiante internacional Laia Nadal, que cursa sus estudios en el Lindsey Wilson College en Kentucky a través de una beca deportiva, ha realizado unas declaraciones a ESTRELLA DIGITAL en las que nos ofrece una visión personal sobre el ambiente en su universidad en el contexto actual. Laia comenta que «Mi universidad es pequeña y cristiana, así que no hay muchas manifestaciones y la gente es muy creyente; al final, inconscientemente tengo cuidado con lo que digo porque no sé quién me está escuchando; hay libertad de expresión hasta cierto punto, porque sí, te callas algunas cosas. Además, Laia menciona que «Sé que algunos profesores tienen mucho cuidado de tocar según qué temas por cómo pueden llegar a reaccionar ciertos alumnos, yo misma he presenciado situaciones desagradables de este tipo».
Una persecución declarada
El Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. (DHS) ha indicado en un comunicado oficial que «cualquier estudiante extranjero que promueva discursos de odio o incite al desorden en los campus puede estar sujeto a la revocación de su estatus migratorio». Esta medida se implementa bajo la orden ejecutiva sobre la lucha contra el antisemitismo, firmada por Trump el 21 de enero de 2025, que redefine ciertas expresiones propalestinas como una forma de discriminación ilegal bajo el Título VI de la Ley de Derechos Civiles de 1964.
Además de las acciones enfocadas en los estudiantes, la administración ha tomado medidas económicas contra universidades que no adopten sanciones internas contra manifestaciones de carácter antisemitas. La Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca confirmó la suspensión de contratos y subvenciones a la Universidad de Columbia por un valor de 400 millones de dólares, expresando que la institución «ha fallado en garantizar un ambiente seguro para todos sus estudiantes, incluyendo aquellos de origen judío».
Respuesta de la ONU y de la comunidad académica
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha manifestado su inquietud por las medidas adoptadas por la Casa Blanca. En una rueda de prensa llevada a cabo el pasado lunes 10 de marzo, el portavoz de la Secretaría General, Stéphane Dujarric, expresó: «El derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica debe ser respetado en todos los espacios, incluyendo los entornos universitarios».
Por su parte, la Fundación para los Derechos Individuales y la Expresión (FIRE), una organización que monitorea la libertad de expresión en las universidades, ha advertido que estas nuevas políticas «pueden tener un efecto disuasorio en el activismo estudiantil y en la diversidad de pensamiento dentro de los campus universitarios estadounidenses».
Laia, al ser consultada sobre si se siente segura como estudiante internacional en este contexto, respondió que «yo me siento segura, pero creo que es por el hecho de ser europea, si hablas con alguno de mis compañeros sudamericanos, te dirán rotundamente que no».
Impacto en la comunidad estudiantil y el temor a futuras detenciones
Desde la publicación de la orden ejecutiva, el ICE ha reforzado su presencia en campus universitarios, lo que ha generado temor entre estudiantes extranjeros que han participado en manifestaciones. Según datos del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS), en el último mes se han abierto al menos 25 expedientes de revocación de visados de estudiantes vinculados a protestas propalestinas.
Estudiantes de diversas universidades han comenzado a organizar protestas y solicitar apoyo legal. Organizaciones como la Asociación Nacional para la Defensa de los Derechos de los Estudiantes (NSDA) han denunciado que las nuevas medidas son «un ataque directo contra la autonomía universitaria y la libertad de expresión»
Estudiantes internacionales: callar para pasar desapercibido
Laia también reflexiona sobre cómo ha modificado su manera de actuar desde que llegó a EE.UU hace ya 4 años. «Sí, modifico mi manera de actuar desde el primer año que estoy aquí; al principio no era tan consciente del nivel de compromiso de los americanos con su ideología, sobre todo los más conservadores; en clase, por ejemplo, ni siquiera me atrevo a entrar en debates por miedo a que todos estén en mi contra, porque la mayoría tiene opiniones bastante extremas. Yo creo que si llega al nivel en el que dos docentes se acerquen a decirnos (a los estudiantes internacionales) que podemos confiar en ellas si nos sentimos en algún momento inseguros, es que la situación es preocupante».
Comparando la cultura universitaria en EE. UU. con la de Cataluña, Laia señala: «Comparando el activismo universitario catalán con el americano, en Cataluña hay mucha y está bien vista y se promueve, en cambio aquí está muy mal vista, sin contar que siempre hay la posibilidad de que se produzca un tiroteo”. Sobre su seguridad, Laia lo tiene claro: “No me siento segura, pero no por ser una estudiante internacional, sino por todo lo que conlleva estar en el país en el que estoy.”