lunes, noviembre 25, 2024
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Los senderos que no se bifurcan

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Desde lejos, de gira por el norte de África, no bien le confirmaron la eliminación de las jubilaciones privadas, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner hizo saber su «satisfacción» por la sanción de esa ley. Antes de llegar a ese destino había culpado a las administradoras de los fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) de la deuda externa del país y también del default del 2001.

Con la señora presidenta tan distante, de gira oficial, el matrimonio Kirchner entró en acción, y así el ex presidente Néstor Kirchner salió a atribuirse el «triunfo» de la estatización. Lo hizo en un acto del gremio de los camioneros, cuando festejaban la reelección del líder de ese sector (y aliado suyo) Hugo Moyano. Llegó a Necochea con varios ministros de la presidenta (da lo mismo una que el otro, al parecer) y con el gobernador de Buenos Aires. Y por si alguien tenía dudas de sus intenciones, Kirchner dijo que hablaba en nombre de su esposa, la presidenta. Y dio, así, su discurso a favor de la estatización de las jubilaciones.

Aprovechando que se encontraba en una tribuna de trabajadores, también arremetió contra los empresarios. Cuidado con el empleo, advirtió. No deberá ser utilizado como una variable de ajuste, sentenció, y los instó a contentarse con ganar «un pesito menos». Tampoco faltaron alusiones al vicepresidente Julio Cobos, con quien está duramente enfrentado, desde que éste votara contra el Gobierno en el conflicto que ganara el campo hace unos meses. Entonces reveló que él lo había escogido para integrar la fórmula con su esposa, quien, agregó, todas las mañanas le reprochaba la elección. «Cristina me dice: ‘¡Qué vicepresidente me pusiste!'». Y rápidamente la frase de Kirchner comenzó a circular.

Y los ojos se posaron en el vicepresidente, Julio Cobos (a quien aquella decisión por el campo ha abierto nuevos caminos políticos y le ha dado especial notoriedad), pero esta vez Cobos dijo no. En ausencia de la señora de Kirchner, y ocupando el cargo de manera provisional, no tomará una decisión que la contradigan. Se refería al veto a la ley de estatización de las jubilaciones.

Mientras esto ocurre en la Argentina, donde cada día aumentan las repercusiones internas y externas, Hugo Alconada, corresponsal de La Nación de Buenos Aires en Washington, ha escrito: «Si el objetivo del Gobierno era garantizarse el colchón para evitar el default y calmar a los inversores, la nacionalización de los fondos privados de pensión resultó contraproducente y podría alentar una ‘tormenta perfecta’ en el 2009″.

En efecto, tales son las preocupaciones de los inversores españoles, frente al panorama estatista argentino de hoy, que han difundido vastamente los medios. Y es que, al revés que en el famoso cuento borgeano, en el «jardín kirchnerista» los senderos no se bifurcan.

Rubén Loza Aguerrebere

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