La asamblea de socios compromisarios del Real Madrid, prevista para el domingo, se ha puesto más calentita de lo previsto. Por si faltaba algo a la función, ha dimitido Míchel como responsable de la cantera, y ello ha añadido argumentos a quienes se preparaban para el acoso a Ramón Calderón.
El ex jugador no ha escogido la fecha de manera premeditada. En las pasadas elecciones no aceptó figurar en ninguna candidatura para mantenerse al margen. Ahora, que ha dicho adiós al club, no lo ha hecho pensando en la posibilidad de favorecer a la oposición en vísperas de la asamblea.
La despedida de Míchel no tiene que ver con ninguna facción del club, ni obedece a maniobra alguna. Lo fácil será, sin embargo, que quienes únicamente ven la sombra alargada de Florentino Pérez carguen a éste la decisión del responsable de la cantera, cuya labor ha sido ninguneada por el propio presidente el club. De éste ha dicho que desconoce por completo la labor que se hace en Valdebebas.
El pasado lunes, Calderón alabó la labor de cantera del Fútbol Club Barcelona, que fue tanto como echar piedras sobre su tejado. La producción barcelonista es, actualmente, mayor si repasamos los nombres que de la misma han ascendido al primer equipo. Lo que seguramente no se cuenta es el hecho de que en Can Barça se confía más en lo propio.
En el Madrid no hay paciencia con los canteranos. No se les conceden oportunidades. Ahí está el caso de Guti, quien ha conseguido ser titular en el tramo final de su carrera. Ahí está el desgraciado caso de Rubén de la Red, quien tuvo que ser internacional fuera del club para que se le recuperara.
Hay jugadores madridistas que triunfan en otros equipos. La duda está en si Mata, por ejemplo, habría tenido más minutos que Drenthe.
Míchel se ha despedido y sus palabras deberían servir de argumento para que en el club pensasen menos en crear el jardín de tulipanes.
Julián García Candau