viernes, octubre 18, 2024
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Llegó lo peor a la Franja

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Si la magnitud de la primera fase de la respuesta israelí dejó claro muy pronto que no se trataba de una represalia de proporciones objetables, sino del comienzo de una guerra del formato más convencional en lo que se refiere a la cuantía de los recursos aplicados, la llegada de la segunda fase, con el avance de los carros y la infantería sobre la franja de Gaza, apoyados por la artillería y la aviación, supone tanto como el cumplimiento de la advertencia hecha por Ehud Olmert, el primer ministro judío, de que «lo peor» estaba por llegar.

Habida cuenta la obvia incapacidad de las fuerzas de Hamas para hacer frente a la invasión, las réplicas anunciadas por los jefes islamistas a la llegada de lo que siempre se vio venir, no serán, obviamente, réplicas militares y sí respuestas terroristas, de escala y profundidad acordes con todo lo que se han echado encima en su fanático infantilismo revolucionario. Posiblemente por eso, las precauciones tomadas por los gobernantes israelíes para evitar atentados en su espacio nacional quizá no cubran ese riesgo hasta reducirlo poco menos que a cero.

El terrorismo islámico tiene demostrada su fijación por el 11 como fecha para sus actuaciones más ambiciosas: 11 de septiembre del 2001, con el ataque de Al Qaeda contra las Torres Gemelas y el Pentágono; y 11 de marzo del 2004, con los atentados en Madrid contra los trenes de Cercanías. Pero también los gobernantes israelíes han demostrado ahora que tienen su fijación sabatina: un sábado, el 27 de diciembre del 2008, comenzaron los ataques aéreos sobre Gaza; y otro sábado, el 3 de enero del 2009, dieron comienzo al segundo capítulo de la guerra, con la invasión por tierra.

Será cosa ahora de estar alerta a los onces próximos, de enero en adelante, ante la eventualidad de ataques terroristas del islamismo, no sólo en el ámbito de Israel sino en todos los escenarios internacionales que se han calificado por su apoyo a la respuesta judía a los ataques de Hamas contra Israel. Ataques perpetrados desde la buscada cobertura de la población civil palestina, al haberse empotrado en ella con sus cohetes y sus morteros. ¡Pero cuánto se pensaban estos jerifaltes del yihadismo chií que iba a durar la paciencia de Israel ante sus ataques!

Culmina la invasión de la franja de Gaza por el Ejército hebreo el principio de un discurso militar contra la extorsión terrorista en todas sus formas y manifestaciones. Un discurso no exento de datos de crueldad objetiva contra la población civil, aunque el coste moral de esa dureza se encuentra menos en quienes la aplican que en aquellos que han hecho necesaria y precisa su aplicación. Menos desproporcionada es la respuesta militar de Israel que cuanto de inmoral resulta el atrincheramiento del yihadismo en la retaguardia civil de la población palestina.

En algo hay que insistir, sin embargo, junto a la lectura de las crueldades objetivas que se han producido y se producirán aún en esta guerra inducida por Irán. Me refiero a qué seguirá después, en el bien entendido ese de que las guerras se sabe cómo empiezan pero no cómo acaban. Especialmente en esta contra el terrorismo islamista, cuyas réplicas pueden aparecer donde menos se espera y con aliados de la extrema izquierda.

José Javaloyes

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