viernes, octubre 18, 2024
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Rajoy deja solo a Gallardón

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La elección de Jaime Mayor Oreja como cabeza de lista a las europeas del mes de junio en perjuicio de Alberto Ruiz-Gallardón, uno de los posibles candidatos, y la batalla que el alcalde de Madrid perdía la pasada semana frente a Esperanza Aguirre por el control de Caja Madrid no sólo es un triunfo del sector «crítico» del partido (Mayor era el candidato de la presidenta de la Comunidad de Madrid y del propio José María Aznar), sino un doble fracaso de Gallardón, especialmente en su guerra contra Aguirre.

Una semana después de haberse aprobado en la Asamblea de Madrid la reforma de los Estatutos de Caja Madrid con una clara victoria de Esperanza Aguirre, el alcalde acelera su estrategia jurídica para paralizar -parece que inútilmente- los cambios que se han introducido (el concejal de Hacienda del Ayuntamiento acaba de escribir en El País que los cambios son «dudosamente constitucionales»), mientras que intenta sacar consecuencias de la actuación de su partido a nivel nacional, tanto en el conflicto de la Caja como en el de la elección de Jaime Mayor como candidato por parte de Rajoy.

Por lo pronto, el presidente del PP, Mariano Rajoy, que le había prometido al alcalde el apoyo nacional del PP en el conflicto de Caja Madrid, según ha manifestado públicamente el propio alcalde, ha vuelto a dejar solo al edil madrileño y no sólo no ha querido pronunciarse públicamente, sino que ha dado instrucciones a la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, para que el tema quede reducido a la Comunidad, sin entrar en la pelea interna entre el alcalde y la presidenta…

María Dolores de Cospedal ha dado la cara por Rajoy, que ha emprendido unas largas vacaciones en Galicia, y ha declarado que desde Génova no se piensa intervenir en el conflicto que, de nuevo, enfrenta a Esperanza Aguirre y a Gallardón, con lo que el alcalde, firme aliado desde el Congreso de Valencia, y por lo menos hasta ahora, de Rajoy, ha quedado en una posición incómoda, con su autoridad puesta en duda y sin el poder que tenía en la Caja hasta ahora, ya que otras instituciones como ayuntamientos de la Comunidad e instituciones como las universidades heredarán parte del poder que ejercía al Ayuntamiento de la capital española, entre ellos el voto decisivo para nombrar al presidente de la cuarta entidad financiera del país.

En cierto modo, Rajoy le ha dado luz verde a Esperanza Aguirre a su proyecto, a costa de Gallardón, que ha vuelto a perder una nueva batalla contra la presidenta madrileña, que no sólo tiene el control del partido y de las principales instituciones corporativas madrileñas sino también, ahora, el de Caja Madrid si logra que, en la pelea jurídica que se ha abierto entre Ayuntamiento y Comunidad, se impongan su Estatutos a pesar de las interpretaciones del alcalde, que sostiene que una vez abierto el proceso electoral no se pueden cambiar las reglas del juego.

En el fondo, lo que subyace en esta nueva batalla entre Gallardón y Aguirre, con Miguel Blesa por el medio, es un episodio más en la guerra por la sucesión dentro del Partido Popular cuando ya ha comenzado la cuenta atrás de procesos electorales decisivos que se inician en el mes de marzo con las elecciones vascas, en las que el PP no parece que tenga muchas posibilidades, ¡y las gallegas (las encuestas revalidan la victoria de la coalición de los socialistas con los nacionalistas del Bloque), y que deben terminar con las elecciones europeas de junio.

Los eventuales fracasos electorales del PP abrirán de nuevo la lucha por la sucesión, en la que se encuentran Gallardón y la presidenta de Madrid.

Gallardón cuenta con el apoyo del fundador del partido, Manuel Fraga, y con parte del aparato que salió elegido en Valencia. Por su parte, Esperanza Aguirre cuenta con José María Aznar, con Rodrigo Rato e incluso con el ex secretario general de PP Francisco Álvarez Cascos.

Lo lógico, dada la situación interna del partido, y del papel de los barones regionales, es que se produjese un pacto entre Gallardón y Aguirre y no lo que está sucediendo, una batalla interminable que puede terminar con las aspiraciones de los dos, como sucedió en la lucha por la inclusión en las listas electorales del pasado mes de marzo en la que, en una decisión salomónica, Rajoy dejó fuera a los dos después de una nueva crisis entre Ayuntamiento y Comunidad.

Hasta ahora, el pacto ha sido imposible y las constantes peleas han perjudicado a los dos y al propio partido. En estos momentos, abrir una batalla jurídica entre las dos instituciones madrileñas por la interpretación de los nuevos estatutos de la Caja, y las amenazas de Aguirre de inhabilitar a Blesa si no cumple la nueva legislación aprobada por la Asamblea madrileña a finales del pasado año, no es una responsabilidad ni de Gallardón ni de Aguirre, sino de Rajoy, que, como siempre, ha dejado que se pudriera el tema hasta los extremos en los que se encuentra en estos momentos.

José Oneto

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