Está claro que ha sido Zapatero quien ha cesado, u obligado a dimitir, al ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, tras escándalo de la cacería con el juez Garzón en plena instrucción de un sumario contra el PP, y sin la necesaria licencia de caza, a los pocos días de su rotundo fracaso frente a la huelga de los jueces y, en consecuencia, por su incapacidad de diálogo con el primer partido de la oposición para llevar a cabo el «pacto por la Justicia».
Lo que falta por saber es si la salida de Bermejo del Gabinete conlleva la inmediata apertura de una crisis de Gobierno, que se está incubando en el palacio de la Moncloa desde el pasado mes de diciembre, y que podría afectar a varios ministerios e incluso a la actual estructura del Ejecutivo. O si este cese será un caso aislado, a la espera que concluyan las elecciones autonómicas, vascas y gallegas, e incluso las europeas del mes de junio, a pesar de que son muchos los ministros agotados o desprestigiados. Esto se va a saber en las próximas horas, como ya se sabe que la pésima imagen de Bermejo y su influencia, negativa para el PSOE, en las elecciones en curso, también ha incidido en el cese fulminante, como lo ha reconocido el propio Bermejo cuando declaró que no podía consentir que sus famosas peripecias se utilicen «contra los ideales del PSOE».
Naturalmente, otra de las consecuencias que puede tener esta dimisión es un endurecimiento de las posiciones del Gobierno y del PSOE en contra de la presunta trama de corrupción que investiga Garzón -ahora sustituido por enfermedad, por el juez Pedraz-, a través de empresas del famoso Correa que en la actualidad permanece en prisión. No en vano el encuentro en una cacería, y en plena instrucción del sumario Correa contra el PP, de Garzón y Bermejo dio pie a los populares para lanzar la acusación al gobierno de estar orquestando una «causa general contra el Partido Popular», lo que no solo era factible de creer -apoyado en las flagrantes fotografía de la caza, en la que las reses abatidas parecían políticos del PP-, sino que además estaba avalado por la continua filtración del sumario decretado secreto a medios afines al Partido Socialista, como el diario El País y la cadena SER.
En todo caso, la crisis del gobierno, corta, mediana o amplia, está abierta y le ha llegado al PSOE en un momento crucial y pésimo porque enturbia su campaña electoral en el País Vasco y Galicia, da la razón a Rajoy y al PP, que llevan varios días pidiendo la cabeza del ministro de Justicia, y además enturbia las acusaciones de la presunta trama de corrupción política que se desprende de las imputaciones que ya ha realizado el juez Garzón en contra de políticos del PP, y las que se dice que aún están por salir.
Ahora esta novedad del cazador cazado inundará la campaña electoral y le dará un impulso al PP en Galicia y País Vasco, aunque también le quitará presión a los candidatos socialistas que se veían incapaces de responder a las preguntas sobre el conflictivo ministro. Estamos pues ante un golpe de efecto de indescifrables consecuencias electorales y ante la posibilidad de que el ataque calculado del gobierno y del PSOE contra el PP, por causa de la investigación judicial abierta por Garzón en plena campaña electoral, se acabe volviendo contra los propios socialistas provocando una paradoja y un verdadero efecto boomerang. El domingo, cuando se abran las urnas, se sabrá.
Pablo Sebastián