El anuncio hecho por la ministra de Defensa, Carme Chacón, de la retirada de los seiscientos soldados españoles desplegados en Kosovo, en contra de la opinión de la OTAN y de su secretario general, Jaap Hoop Scheffer, constituye una decisión precipitada del presidente Zapatero, no consultada ni pactada con los aliados atlánticos de España y posiblemente calculada para enviar esas tropas españolas a Afganistán con el fin de satisfacer las demandas del presidente Obama a favor de un incremento de tropas europeas en esa guerra. Pero Zapatero se ha vuelto a equivocar porque los Estados Unidos se han declarado decepcionados por la salida española de Kosovo sin las consultas y las negociaciones previas ni con la OTAN ni con el propio Obama si es que el presidente español pretendía trasladar esos soldados a Afganistán.
Una vez más Zapatero hace de las suyas y se adentra, como lo hizo Aznar aunque de peor manera y en peores circunstancias, en pos de una relación bilateral estrecha con los Estados Unidos y en menoscabo de la concentración europea y atlántica que debería firmar la política exterior, de defensa y seguridad de España. Aunque si lo que pretendía Zapatero era regalar a Obama mas soldados en Afganistán se ha vuelto a equivocar porque ha escogido mal el procedimiento de la retirada unilateral sin consultas y ni negociaciones previas. Zapatero quería ante todo una gran foto con Obama porque considera que esa relación refuerza su liderazgo y culmina la rectificación de las tensas relaciones que en la pasada legislatura mantuvo con el presidente Bush. Y, aunque esta retirada de Kosovo puede tener lecturas políticas muy concretas al hilo del no reconocimiento de España de este incipiente nuevo país, lo cierto es que estamos ante una nueva decisión de gestos y espectáculo político muy al estilo de aquella otra retirada de Iraq, las dos políticamente justificables pero las dos, también, mal ejecutadas y creando problemas innecesarios con nuestros aliados. Y ya veremos si también con Washington a la vista del malestar creado en el departamento, de defensa norteamericano, lo que podría empañar el despegue de la nueva relación de España con la administración de Obama.
El final de esta retirada en Kosovo parece claro: España retira tropas de una zona de vigilancia pero pacificada y las trasladará a la guerra de Afganistán donde los soldados españoles están y no están implicados en un gran conjunto militar, sin la dotación técnica y armamentística pertinente y bajo la extraña consigna de participar en una misión de paz y de reconstrucción del país afgano, cuando en realidad lo que hacen las tropas españolas es colaborar en la guerra, entre otras cosas coordinando los bombardeos de la aviación aliada.
Son muchos los problemas políticos y económicos que devalúan el liderazgo y la gestión del presidente Zapatero, empezando por un gobierno no capacitado para desarrollar sus funciones y absolutamente desprestigiado. Y todo indica que Zapatero pretende rehacer su difícil situación política y personal con una crisis del Gobierno que podría estar muy cerca y con una colección de fotos y abrazos con el presidente Obama, que no sabemos ahora si se habrá estropeado por causa de la intempestiva retirada española en Kosovo.
Al fondo de estas maniobras tácticas y electoralistas de Zapatero, con vistas a las elecciones europeas del mes de junio y para enmendar el fracaso del PSOE en Galicia, aparece por enésima vez la gran confusión y contradicción de la política española de defensa y seguridad que existe y permanece desde el inicio de la transición. Porque no es normal que un país como España tenga a la vez y superponga una relación bilateral con los Estados Unidos y una multilateral con la Alianza Atlántica sin que además ni una ni otra ofrezcan una garantía automática e inmediata de defensa de las plazas españolas de Ceuta y Melilla que constituyen el único punto débil de la defensa e integridad territorial de España.
El colmo de esta confusión y contradicción lo protagonizó Jose Mª Aznar con su demencial entrevista y relación con el presidente Bush, metiéndonos a todos en la guerra ilegal de Iraq. Pero ahora es Zapatero el que sigue por esa misma senda que nos lleva a otra guerra, por muy legal que sea, que es la de Afganistán y en la que España tiene muy poco o nada que hacer visto su potencial militar y armamentístico frente a las capacidades de otra potencias de la OTAN. Además en torno a ese conflicto ya han muerto cerca de cien soldados españoles, y más que van a morir si se aumenta el contingente español desplegado en ese territorio.
España debe primar la promoción de una política de defensa y seguridad europea, cumplir sus pactos con la Alianza Atlántica y poner punto final a la relación militar y bilateral con los Estados Unidos que también son miembros de la OTAN porque esa relación se debe desarrollar en el marco de la Alianza Atlántica. Y porque de esa manera evitarán riesgos muy importantes como la utilización del territorio español como plataforma de acciones militares americanas a otras latitudes, e incidentes como los de los presos de Guantánamo y graves riesgos como el paso y la presencia en nuestro territorio de armamento nuclear americano.
Además el gobierno español lo que tiene que hacer es modernizar y dotar del armamento necesario defensivo y ofensivo a nuestras tropas, cosa que no ocurre en Afganistán, y defender y potenciar la estructura tradicional de nuestro ejército en vez de diezmarla o confundirla, que es lo que acaba de hacer la ministra de Defensa, Carme Chacón, al evaluar y desmontar la Infantería de Marina relegándola a una especie de tropa de marinería, cuando este cuerpo del ejército que cuenta con siglos de historia es una pieza crucial en todos los ejércitos modernos del mundo. Y el único, por ejemplo que estaba en condiciones de desembarcar en El Líbano en cuestión de horas cuando lo decidió el Gobierno a petición de la ONU. La liquidación de la Infantería de Marina española sólo puede ser producto de las intrigas de mandos de otros cuerpos del ejército, de la manifiesta incompetencia del Jefe de Estado Mayor y del desconocimiento que esta ministra tiene de todo lo que concierne a la defensa y la seguridad. Buena prueba de ello ya la dio cuando declaró que las tropas americanas desplegadas en Afganistán deberían ponerse a las órdenes de la ONU, como si fueran una ONG. Y ahora mismo en esta retirada española de Kosovo la ministra de Defensa acaba de demostrar que no sabe lo que tiene entre sus manos ni donde está.
Pablo Sebastián