viernes, septiembre 20, 2024
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Choque de trenes en Caja Madrid

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Las autoridades del Banco de España están pensando intervenir en el conflicto de Caja Madrid tras la batalla abierta entre el Ayuntamiento madrileño y la Comunidad, es decir, entre los eternos rivales Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre, por el control de la cuarta entidad financiera del país.

Ante el silencio del presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, que se comprometió con Gallardón a que se opondría al cambio de Estatutos de la Caja; ante las gestiones del ex presidente Aznar, que le pidió a Esperanza Aguirre que no abriese una guerra inútil contra el actual presidente de la entidad, Miguel Blesa; ante los recursos que han presentado los ayuntamientos de Madrid y Sevilla, que se consideran perjudicados por los cambios de Estatutos aprobados el pasado mes de diciembre por la Asamblea madrileña; ante la negativa de la Asamblea de la Caja, que en su reunión del pasado lunes se rechazó aprobar las nuevas normas, la presidenta de la Comunidad ha seguido adelante e impondrá su criterio con el argumento de que las leyes están para cumplirse.

Con un Rajoy paralizado y atemorizado por la ofensiva de Aguirre, ha sido uno de los máximos responsables de las Cajas, el presidente de la CECA (Confederación Española de Cajas de Ahorros), Juan Ramón Quintas, el que se ha visto obligado a intervenir, calificando la situación de lucha interna dentro de la Caja como «esperpéntica», pidiendo además la intervención del Gobierno ante lo que considera como una «prostitución del modelo» y la mayor y más descarada injerencia política que se ha producido en el sector de las Cajas en los últimos años.

Ante esas declaraciones, Antonio Beteta, consejero de Economía de la Comunidad, ha amenazado con querellas si no se produce una rectificación por parte del señor Quintas, que, más que defender a Miguel Blesa, se ha limitado a constatar una situación de crisis que puede durar meses si efectivamente Esperanza Aguirre impone sus nuevos Estatutos, que quitan un notable poder al Ayuntamiento de la capital española, y en mitad del proceso electoral abierto cambia las reglas del juego.

Con un Partido Popular dividido entre «gallardonistas» y «aguirristas», con un Partido Socialista que, después de estar apoyando a Esperanza Aguirre, ha optado por la abstención en la mayoría de las votaciones, incluida la última Asamblea, decisiva para los planes de la Comunidad, y con Comisiones Obreras e Izquierda Unida, enfrentados con la Puerta del Sol, se ha llegado a una situación de auténtica esquizofrenia: dos militantes del mismo partido divididos en un tema capital como es el futuro de la Caja y en un momento económico crítico, dos facciones que no ceden en sus posiciones, inhabilitación de consejeros, denuncias ante los tribunales e, incluso, amenazas de recursos ante el Tribunal Constitucional.

Y quien tiene que hacer de árbitro y poner de acuerdo a dos militantes de su partido, callado, desaparecido, como si el conflicto no le afectase.

Si Rajoy, con su tradicional desidia, es incapaz de sentar al alcalde madrileño y a la presidenta de la Comunidad para llegar a un acuerdo y establecer un statu quo, alguien tendrá que hacerlo.

¿Puede hacerlo el Banco de España después de que Rajoy en el mes de enero se manifestase favorable a ese tipo de mediación? ¿Puede permitir Rajoy que el conflicto llegue hasta el Tribunal Constitucional con el desgaste que eso supone para el Partido Popular? ¿Puede intervenir el Gobierno central o el Ministerio de Economía?

Lo que está claro es que, antes del definitivo choque de trenes, después de los numerosos choques parciales que ya se han producido, alguien tiene que intervenir.

Quien por lo pronto ha intervenido, y sólo, por ahora, en el debate parlamentario, ha sido el presidente del Gobierno, que ha acusado a Mariano Rajoy de ser el responsable de la situación de guerra civil en la que se encuentra la Caja… En un debate apasionado en el que Rajoy le ha echado en cara a los socialistas la crisis de Caja Castilla La Mancha, Zapatero ha calificado de «espectáculo lamentable» que responde sólo a intereses partidistas y a una lucha fraticida lo que está ocurriendo en Caja Madrid y le ha ofrecido colaboración al líder de la oposición para poner fin a la situación de crisis que vive la cuarta entidad financiera del país.

José Oneto

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