miércoles, septiembre 18, 2024
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Zapatero cierra el debate sin agobio

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La cacería del Gobierno seguirá cada Pleno en el Congreso y a cada ley que llegue a la Cámara, muy especialmente la de Presupuestos, pero, de momento, los de Zapatero van saliendo vivos de todas las emboscadas y superando los obstáculos con los que se encuentra. Su insuficiente mayoría se rellena cuando hace falta.

La votación del centenar de resoluciones presentadas por los grupos para concluir el debate sobre el estado de la nación se saldó con suspiros de alivio en las bancadas socialistas, cuyos diputados aplaudieron a su jefe una vez pasado el trago. El Gobierno ha salido del debate menos castigado de lo que temía y, probablemente, de lo que merece.

Los 12 votos de los grupos pequeños, de los dos grupos mixtos, han servido como caladero de pesca para componer esas mayorías suficientes con las que los socialistas impusieron sus conclusiones. No han precisado del auxilio de los dos grupos nacionalistas clásicos (PNV y CiU), que ahora escenifican una notable distancia de un Gobierno al que han apoyado en otras ocasiones y ante otras necesidades. El Gobierno ha salido del debate con arañazos, con menos soledad de la esperada. Y la oposición sigue clavada en eso, oponerse.

Ha funcionado la geometría variable y la aritmética aleatoria que practica el grupo socialista para captar, con el menor coste posible, los siete votos que necesita en cada votación. Para el futuro, cuando pase el cabreo de los nacionalistas vascos y cuando se hayan sustanciado los recursos del Estatuto catalán, Zapatero aspira a volver a mirar a los bancos de la cuña del centro para componer nuevas mayorías que permitan agotar el mandato legislativo y conectar con una hipotética salida de la crisis.

Quienes quieren ver en esta legislatura un remedo de la cuarta de Felipe González (1993-1996), la agónica, pueden verse decepcionados. En aquella legislatura la soledad socialista era clamorosa, estaba muy lejos de la mayoría y la sucesión de escándalos dejó maltrecho todo el aparato socialista, y especialmente a su líder. Además el mordiente de la oposición popular, apoyada por la pinza con la izquierda de Anguita, era mucho más intenso que el de la actual oposición, que tiene la extraña habilidad de dar vida al gobierno cuando parece agotado.

Zapatero entró en el hemiciclo la semana pasada con cara de perdedor y con muy pocas bazas en la mano; pero presentó una improvisación audaz y desbordó a su adversario principal, que perdió una de las mejores oportunidades de las que ha disfrutado para presentarse como alternativa e incluso para pespuntear una moción de censura que acortara la legislatura.

Zapatero será lo que cada cual quiera, pero sus habilidades tácticas son evidentes, sin mayoría saca adelante los proyectos que emprende, incluso las improvisaciones. En su grupo nadie le hace sombra y cuando necesita aliados los capta, aunque sea a regañadientes, sin pagar peajes insoportables. Conclusión del debate: ganó Zapatero.

Fernando González Urbaneja

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