La situación en Irán ha ido deteriorándose paulatinamente en las últimas semanas sin que por el momento quepa calcular hacia dónde se dirige la brújula del país.
Por de pronto, sí cabe decir que las condiciones objetivas tanto sociales como políticas se han ido deteriorando hasta límites difíciles de fijar. Por de pronto, cualquier previsión resulta a estas alturas un tanto difícil de prever.
Pero de lo que no cabe duda es de que, sea cual sea el futuro de ese gran país, las condiciones son cada día más difíciles de entender. Tras bastantes años de vida cotidiana relativamente tranquila, las cosas han ido evolucionando hasta una situación de muy difícil salida y entendimiento.
Tanto en Oriente como en Occidente los medios de comunicación y el punto de vista de los dirigentes externos han ido forjando un complicado punto de vista. A estas alturas es prácticamente imposible evaluar el futuro del régimen y el entendimiento de la propia sociedad cada día más radical. Resulta un tanto ingenuo creer que tras las primeras tentativas la violencia se ha ido imponiendo y seguramente en el futuro las cosas caminarán por ese oscuro camino. Nos encontramos ante una sociedad que finalmente ha encontrado la formula todavía pacífica sobre cuyo futuro es casi imposible pensar cuáles serán las condiciones objetivas de la situación actual.
Por de pronto sí cabe dejar claro que el país está siendo descubierto por sus habitantes rurales y urbanos mientras que las grandes potencias contemplan con desconfianza las líneas del futuro. En principio, si las cosas se procesan de forma civilizada, la actual situación debería evolucionar hasta una posición simple y sencillamente civilizada. Pero las cosas en la actual situación no son tan fáciles como una visión superficial permitiría entender. El mundo descubre la importancia del país y calcula hasta qué punto las cosas pueden cambiar o simplemente estabilizarse. No es el caso por ahora, pero sí cabe calcular que deberán pasar días y semanas antes de que se estabilice tal estado. La sociedad iraní está presta para evolucionar. Cabe entender ahora el nuevo límite de contención y entendimiento. No será fácil ni las fuerzas más o menos revolucionarias lo permitirán tranquilamente. El futuro por ahora está simplemente en el tejado.
Alberto Míguez