La crisis que nos invade dicen que también afecta a la Familia Real. Hasta ahora, el único síntoma que hemos visto son los trajes que repite la consorte Letizia, o los que se transforman. ¡El chocolate del loro! Habrá que esperar a las vacaciones para ver si son más discretas, económicamente hablando, con «menos fortuna», menos regatas, menos invitados, menos viajes…
De todas formas, algo está cambiando en la Casa Real. Por vez primera se ha hecho público lo que cuesta a cada ciudadano la monarquía: 80 céntimos de euro. Si contamos sólo a los contribuyentes, 1,56 euros.
En el informe, recogido por Daniel Postico, para El Mundo, se especifica que en esta cantidad no están incluidos los gastos de seguridad de cada miembro de la Familia Real, que, como saben nuestros internautas, están protegidos las veinticuatro horas del día. A una media de seis escoltas cada uno.
También, por primera vez, ha desaparecido la opacidad sobre la utilización de los dineros que la Casa Real recibe de los Presupuestos Generales del Estado. El informe ofrece un pormenorizado desglose, con facturas incluidas.
Así vemos lo que la familia ha gastado en viajes, en comidas, en ceremonias, en «restauración y hospitalidad», en personal de servicio, artículos de limpieza, jardineros, pienso para animales, regalos…
La partida que más ha llamado la atención, es la referida a las comidas: nada menos que 586.000 euros. También los 469.000 euros en gastos de informática, que incluye el nuevo portal de la Casa Real.
El coste de los viajes ha aumentado en 351.000 euros en relación al del año anterior, del que no se facilita cifra alguna. El Príncipe heredero y su consorte son, al parecer, los más viajeros de la familia.
Todo un ejemplo de transparencia digno de elogio por parte de los ciudadanos y que debe ser imitado por todas las casas reales que viven de los Presupuestos del Estado. Salvo la Familia Real de Liechtenstein, el único soberano que paga, de su bolsillo, todos los gastos de la monarquía.
Se me olvidaba decir a mis internautas que la Familia Real a la que me he referido, no es, desgraciadamente la española. Supongamos que estamos hablando de Su Graciosa Majestad británica.
Si la opacidad sigue envolviendo el destino de los 9 millones de euros que el Rey Juan Carlos recibe de los Presupuestos Generales del Estado, su prima Lilibeth, a quien debía imitar, justifica hasta la última libra que gasta. Como es obligado tratándose de dinero público. Y mucho más en tiempo de crisis.
Jaime Peñafiel