Obama, que pronostica bien en deportes, había dicho hace semanas al pie de un avión: «Los Lakers en seis partidos». Se equivocó en uno. Ha sido en cinco y con ello termina una sequía de siete años para el equipo de Los Angeles en la que ha habido de todo. Su entrenador, Phil Jackson, que logra su décimo título de liga, superando al mítico Red Auberbach, hastiado, había dejado el club hace cinco años pero, al dimitir su sucesor, los propietarios le rogaron que volviera. Los Lakers se desprendieron de Shaquille O’Neal, el único jugador que le hacía sombra a Kobe Bryant (ambos se odiaban); más tarde, hace año y medio, Kobe pidió ser traspasado porque estaba harto del club y de su propietario, que no le compraba lo que quería. Entrado en razón, tuvo, entre otros, el refuerzo de Gasol, uno de los fichajes más «gangas» de la NBA. El español fue agua de mayo. Kobe apreció su carácter, su juego y su compenetración. Volvió el buen humor al dios Kobe y al vestuario. El año pasado se quedaron a las puertas de la gloria ante el detestado Boston Celtics. Ahora la saborean plenamente. Kobe ha dicho: «Ha sido como la tortura china de la gota de agua, esperar todo este tiempo, pero ya está».
En Los Angeles corrió anoche el champán, y los banderines y camisetas -la de Kobe quizás más que todas las demás- se vendían como rosquillas. La ciudad prepara una parada-desfile de unas tres millas para recibir a los campeones, que ya está envuelta de polémica. Costará dos millones de dólares y son crecientes las voces que cuestionan cómo un Ayuntamiento que está despidiendo, por angustias presupuestarias, a trabajadores y va a forzar a muchos de ellos a tomarse dos días «no pagados» de vacaciones al mes puede permitirse tirar el dinero en celebraciones de este tipo. Los Lakers han accedido a pagar la mitad pero el malestar, incluso en una asociación de policías, está ahí y sentará doctrina.
En la euforia del momento aflora el futuro de Bryant, que el domingo volvió a deslumbrar. El astro podría forzar su traspaso porque concluye su ficha o firmar una extensión de cinco años por un mínimo de 135 millones de dólares. Se cree que continuará. Preguntado en una morbosa rueda de prensa en la víspera del título sobre si veía un futuro fuera de Los Lakers, contestó con rotundidad: «No». Para muchos periodistas era el monosílabo del año.
A la vera del superdotado aparece Gasol. En estos días Fisher, con su decisivo triple en los segundos finales del cuarto partido, había ocupado el segundo lugar mediático. El jugador catalán está, sin embargo, siempre ahí, muy apreciado. Escudero de Bryant pero en lugar destacado. Las dos fotos más importantes del Los Angeles Times del lunes -la de la portada es un abrazo entre ambos- traen a Bryant y a su lado… Gasol.
Inocencio Arias