domingo, noviembre 24, 2024
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Israel desafía a Obama

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El Gobierno de Tel Aviv lanza un disparo en la línea de flotación de la política estadounidense en Oriente Próximo y resquebraja la credibilidad de Obama en el mundo árabe. Este fin de semana los dirigentes judíos anuncian, a pesar de las incesantes peticiones de Washington, que sólo congelarán temporalmente la construcción de nuevos asentamientos en territorio palestino y que, incluso, van a empezar a levantar ya 2.500 viviendas en uno de ellos.

Obama, Hillary Clinton y el portavoz de la Casa Blanca han repetido que Estados Unidos «no acepta la legitimidad de la expansión de los asentamientos y pide que cese». La secretaria de Estado ha manifestado inequívocamente que su Gobierno se opone incluso «al crecimiento natural» de los asentamientos, una razón frecuentemente argumentada por Netanyahu para justificar la construcción de nuevas viviendas.

Es claro, de un lado, que cualquier aumento de la población judía (en la zona oeste ya viven 300.000 israelitas) en tierras que serán de la nación palestina es aumentar la magnitud de un problema. Más grave, si cabe, es que, para obtener compensaciones árabes a la hora de negociar un acuerdo serio con Israel, la Administración de Washington necesita concesiones israelíes que muestren que el Gobierno judío va en serio en la búsqueda de la paz. La más obvia, y la que obtiene mayor unanimidad de la comunidad internacional, es levantar o como mínimo congelar los asentamientos. La postura desafiante de Netanyahu, producto, en parte, de su alianza con partidos de la derecha, sólo hace complicar seriamente la situación. Da alas a los extremistas islámicos, alimenta el rechazo de Hamas a tratar con Tel Aviv y deja en una posición insostenible a los moderados de la Autoridad Palestina que tienen que negociar y que se oponen a las conversaciones de paz sin una parada total de los asentamientos.

Elliot Abrams, experto en Oriente Próximo, comenta que Netanyahu, pulsando el talante israelí, sabe «hasta dónde llegar» en su desafío a Obama. El negociador palestino Saeb Erekat, de su lado, se pregunta elocuentemente: «¿Si Obama no puede detener los asentamientos, quién va a creer en el mundo árabe que puede alcanzar un acuerdo sobre las fronteras, Jerusalén o los refugiados? Se trata de la credibilidad de Obama».

Inocencio Arias

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