La posibilidad de que la nueva normativa fiscal que prepara el Gobierno para los Presupuestos del próximo ejercicio tenga impacto muy directo en los productos de ahorro e inversión está provocando una cierta incertidumbre entre los inversores, sometidos de nuevo a los vaivenes del trato fiscal cambiante. Si justificadas pueden estar las modificaciones legales de índole tributaria, también es necesaria una estabilidad preferiblemente a largo plazo para que los inversores pueden asignarle al ahorro una de sus funciones principales, la de servir de cobertura de sus necesidades a largo plazo. En los últimos años, las alteraciones de la normativa fiscal han sido demasiado frecuentes, unas veces para mejor, o sea, para aliviar el peso sobre las ganancias, otras para provocar el endurecimiento de la fiscalidad que grava la tenencia de activos y sobre todo los beneficios que se obtienen con ellos. Ha habido cambios también que han modificado la fiscalidad en función de los ejercicios fiscales durante los cuales se generaban las plusvalías, una normativa que durante algún tiempo afectó a los rendimientos del capital de algunos productos financieros, de forma que cuanto mayor era el periodo de generación del beneficio menor era la carga fiscal soportada, hasta su supresión total por encima de cierto periodo de tiempo. Esa discriminación en función del tiempo podría ser recuperada ahora, según algunas estimaciones.
El hecho es que las alteraciones del marco fiscal están de nuevo en el debate público y siendo objeto de todo tipo de especulaciones, lo que inevitablemente va a afectar a las decisiones de inversión, mientras no sean aprobadas las nuevas reglas de juego fiscal. La modificación llega en un momento importante para los fondos de inversión, que han vivido dos años de importantes recortes de las preferencias del público, traducidos en caídas importantes del patrimonio gestionado. Desde hace dos meses, la tendencia estaba cambiando. La nueva normativa fiscal tendrá casi con seguridad una gran influencia en el devenir futuro del sector, ya que los fondos pueden verse seriamente beneficiados si las modificaciones fiscales que se estudian afectan al tipo de retención fiscal por los rendimientos. El fondo de inversión tiene rendimientos como todos los activos, pero este es explícito solo cuando se reembolsa el dinero invertido. El diferimiento en el pago de los impuestos podría proporcionar a los fondos una ventaja comparativa, quizás transitoria pero no menos importante, sobre los demás productos de ahorro.
EL MEJOR
(Renta Variable Emergente) ——–> + 64,28 %
Las Bolsas latinoamericanas siguen alimentando las ganancias de los fondos de inversión más rentables del momento, incluso por encima de otros mercados emergentes que también presentan este año buenos resultados.
EL PEOR
(Renta Variable Emergente) ————-> + 24,44 %
Los fondos españoles que invierten en mercados emergentes no tienen desde hace meses ningún representante en la zona de pérdidas, ya que las economías de estas regiones presentan una excelente trayectoria económica, con Bolsas en alza.
Primo González