La pugna Barça-Madrid se ha mantenido en la cuarta jornada. El equipo catalán ganó espléndidamente en Santander y el Madrid venció en Villarreal gracias a sus individualidades. Ronaldo con su gol en el segundo minuto definió el ritmo del partido.
Manuel Pellegrini, entrenador del Real, no quiere que su equipo se parezca al Barcelona. Es una obviedad porque la composición de ambas plantillas no pueden practicar un fútbol parecido. El conjunto azulgrana tiene grandes figuras, pero se basa en lo colectivo.
El Madrid vivirá toda la temporada sembrando dudas entre quienes lo comparen con el Barça. Craso error porque ganará partidos de manera apabullante dada su potencialidad ofensiva. Los barceloneses seguirán venciendo a base de crear fútbol de fantasía.
El Barça ganó al Racing con absoluta superioridad. Marcó cuatro goles y pudo haber hecho alguno más. En la primera parte aprovechó casi todas las oportunidades y en la segunda renunció a poner en más evidencia al adversario.
Los barcelonistas dedicaron muchos minutos a mantener la posesión del balón sin importarles la ausencia de ataque. Juegan al rondo de entrenamiento con la resignación del contrario. Esta fórmula de no seguir arriesgando le concede mayores garantías aunque llega el momento en que su juego es empalagoso.
El Madrid no muestra tanta superioridad. Marcó Ronaldo en el segundo minuto y fue expulsado el central amarillo Gonzalo Rodríguez. Pese a ello, el equipo madrileño no tuvo el partido ganado hasta que llegó el penalti que transformó en tanto Kaká.
El Villarreal, con sólo diez hombres, le creó muchos problemas a la zaga madridista. Tuvo más el balón que en la primera mitad y sólo le faltó más acierto en el remate. El equipo villarrealense no fue ninguneado ante el Madrid como en Racing ante el Barça.
Julián García Candau