Si hay un colega que a pesar de su juventud sabe del Real Madrid casi tanto como el que lo creó es Miguel Serrano. Es una de las ‘teclas de ordenador’ más reconocidas del diario Marca. Siempre suele acertar. No en vano bebe en los despachos de Florentino Pérez, o en sus proximidades.
Es un periodista muy bien informado de todo lo que se masculla entre dientes en cada uno de los rincones nobles de la Casa Blanca. Y si Serrano afirma que «en los despachos no gusta la suplencia de Benzema» es porque sabe que el ingeniero Manuel Pellegrini no es tan lerdo como para no captar el mensaje subliminal.
En el ambicioso proyecto de Florentino hay futbolistas que, además de rentabilizar su millonario fichaje en el terreno de juego, también deben hacerlo fuera como una marca comercial más en el negocio de la mercadotecnia en la que tanto cree Florentino. Y una cosa sin la otra es casi imposible que dé el fruto deseado.
Benzema -el tercer galáctico de Florentino con Cristiano Ronaldo y Kaká, que curiosamente fue titular y marcó dos goles ante el Tenerife- está siendo uno de los principales perjudicados por el sistema que viene imponiendo Pellegrini desde que se hizo cargo del Real Madrid.
Parece como si Benzema hubiera sido fichado a espaldas de los planes de un entrenador, por aquel entonces de vacaciones en Chile, al que no le gusta jugar con extremos fijos. Lo hace con volantes que busquen el embudo del pasillo central con diagonales eléctricas. Un sistema que aún no ha calado en los despachos del Bernabéu. Y lo que diga Miguel Serrano del Madrid de Florentino Pérez va a misa.
Antonio Cubero