Hemos tenido que ver las orejas al lobo del Comité Olímpico Internacional (COI), que nos amenazó con comerse el próximo 2 de octubre en Copenhague nuestras ilusiones puestas en la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos del 2016 para que el Gobierno tomara cartas en el asunto.
Ha tenido que ser después de que la Comisión de Evaluación del COI volviera a recordarnos que seguíamos nadando contra corriente en el asunto del dopaje para que el Consejo de Ministros aprobara una modificación del Real Decreto de la Ley Antidopaje para adecuarlo al Código Mundial de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), justamente a los pocos días de que se dieran a conocer dos nuevos casos de dopaje en el ciclismo español.
El Gobierno, con el presidente y también ministro del Deporte, José Luis Rodríguez Zapatero, pone al deporte español al día y a nivel mundial con una modificación que define con mayor precisión el control de antidopaje y que se debería haber hecho mucho antes de que volvieran a sacarnos los colores advirtiéndonos de que casi siempre hemos estado bajo sospecha.
La candidatura de Madrid viaja a la capital danesa para someterse al examen final del COI sin necesidad de tener que esconderse de los controles de los temidos ‘vampiros’ de la Agencia Mundial Antidopaje. Al menos ahora, se gane o no a Río de Janeiro, Chicago y Tokio en la designación definitiva para albergar la sede de los Juegos, el deporte español empezará a estar mucho más limpio y sano sin la lacra del dopaje.
Antonio Cubero