La selección española de fútbol ya está clasificada para el Mundial del próximo año en Sudáfrica. Ahora tiene por delante dos partidos de trámite en Armenia y Bosnia. Dos confrontaciones ininteresantes que han de servir más a los adversarios que a nuestro equipo. La única ventaja radica en el hecho de que Vicente del Bosque podrá efectuar algunos cambios para dar contento a quienes acuden a las llamadas con papel de suplente.
No es la primera vez que España juega en Erevan. En la visita precedente la ciudad era triste y con luces mortecinas por los calles. El mejor hotel de la ciudad no pasaba de tres estrellas. El país estaba entonces viviendo sus primeros años de independencia.
De todos los ciudadanos que pertenecieron a la Unión Soviética, tal vez los más patriotas de su república eran los armenios, país de ilustres jugadores de ajedrez y de algunos futbolistas internacionales con las selecciones soviéticas.
Los ciudadanos armenios lucen en sus comedores la gran foto del monte Ararat, su gran reivindicación política. Es el territorio ocupado por Turquía y sobre cuya cima aún se cuenta que se posó la famosa arca de Noé.
En fútbol no tienen deudas pendientes, por lo que ni siquiera vencer al equipo español es necesidad espiritual. Del Bosque, pese a los cambios en que piensa, tendrá en cuenta no herir susceptibilidades alineando sólo a los menos conocidos. Mantendrá buen nivel para que no se pueda dar a entender que en Bosnia pretende perjudicar a Turquía, tercero en discordia.
Bosnia y Turquía aún se disputan la segunda plaza del grupo y por ello el seleccionador español no cederá al natural impulso de reservar a los mejores, lo que haría si no estuvieran en juego los deseos de bosnios y turcos.
Al margen de los intereses de terceros, la selección nacional, seguramente, pasará por ambos países sin obligación moral de conseguir resultados brillantísimos. Los futbolistas saldrán a jugar conscientes de que los deberes ya están hechos.
Solamente quienes tengan la oportunidad de la que hasta ahora no han disfrutado tratarán de ofrecer el mayor rendimiento. Los demás no creo que vayan a extralimitarse en sus ímpetus.
Julián García Candau