Dulce derrota pero rabia inmensa porque la victoria volvió a quedarse por segunda vez consecutiva muy cerca de la mano y de la corazonada de Madrid de ser la ‘villa’ de unos Juegos Olímpicos de Verano. Le tocaba a Río de Janeiro y le tocó. Ahora, como dijo en la brillante presentación de la candidatura «el único fracaso es rendirse.» El 2020 podría ser el de una nueva corazonada, aunque sería conveniente preguntarle a los ciudadanos madrileños si estarían dispuestos a volver a soportar la carga de un nuevo proyecto olímpico.
Madrid vuelve a quedarse con la derrota en la misma línea de meta con un proyecto eficaz de muchos años de trabajo, el denodado esfuerzo de los ex olímpicos Reyes de España haciendo ‘lobby’ por los pasillos y con una presentación de la candidatura que caló profundamente en el corazón del olimpismo lo iba a tener fácil la candidatura de Madrid.
Lo había avisado quien más sabe cómo se ‘cuecen’ las voluntades dentro del Comité Olímpico Internacional la elección de una ciudad para albergar unos Juegos Olímpicos. Juan Antonio Samaranch dijo que había que ser «cautos y pesimistas», porque después la alegría puede ser mayor si el triunfo te sonríe como sucedió en las dos primeras rondas de votaciones.
No estaba equivocado quien fuera joven zorro patriarca del olimpismo cuando en el 92 movió todos los aros a favor de Barcelona, y ahora también es zorro, pero más viejo y astuto, para moverse entre los fogones de influencia de ‘Casa Coubertin’. Sabía de sobra Samaranch que el COI es absolutamente infiable e impredecible como quedó patente con la sorprendente eliminación en la primera ronda de Chicago y, en la segunda, de Tokio.
El sueño de Madrid se truncó frente a Río de Janeiro con la samba emergente entre pozos de petróleo y los culetes de ébano dibujando colorido y alegría por las playas de Ipanema de Lula, Havelange y Pelé, así como el que Sudamérica nunca haya acogido unas Olimpiadas y a que ‘nuestros vecinos’ europeos han preferido no romper la alternancia de continentes.
Pero siempre nos quedará en el recuerdo que la candidatura de Madrid logró salir airosa ante el efecto que se presumía demoledor del matrimonio Obama -Michelle con un lacrimógeno mensaje directo al corazón del COI, y el de Barack, un discurso de los de ‘llegar, ver y vencer’- y el exótico karaoke de invitación a Tokio del primer ministro Yukio Hatoyama.
Antonio Cubero