Hemos visto en los últimos días cómo la cotización del oro en los mercados internacionales se encaramaba en máximos históricos, por encima de los 1.060 dólares. Es verdad que el dólar ya no es lo que era, sobre todo en las últimas semanas, en el curso de las cuales ha marcado mínimos históricos en su relación con el euro. Pero la subida del oro no sólo refleja el deterioro de la divisa base del sistema económico global sino algunos rasgos de desconfianza entre los inversores, que huyen hacia activos más seguros y para conservar el valor de su patrimonio ante una situación que, en el medio plazo, amenaza con reverdecer las tensiones inflacionistas. De hecho, algunos bancos centrales ya han empezado a preparar los tambores de guerra y hablan de subidas de tipos de aquí a unos pocos meses mientras otros, caso de Australia, han dejado paso a la acción, sustituta de las amenazas, y han subido los tipos de interés. Australia es el primer país desarrollado que opta por esta vía ante el éxito de sus planes de recuperación económica y para evitar que la situación se desborde a causa de un crecimiento incontrolado de la actividad. Esa no es, por desgracia o por suerte, según se mire, la situación de las demás economías desarrolladas, en especial las europeas, en las que el resurgir económico tiene aún cierta distancia que recorrer.
En todo caso, la subida del precio del oro puede revelar el desconcierto de los inversores en momentos como los presentes, en que los bajísimos tipos de interés les impiden obtener rentabilidades presentables para sus ahorros. Los fondos de inversión están llamados a tomar el relevo de algunas de las preferencias a la hora de seleccionar activos interesantes, capaces de mejorar el valor del patrimonio ahorrado, aunque para ello los inversores deberían mostrar una posición más proclive a favor del riesgo, es decir, más volcada con la renta variable, cosa que por el momento no está sucediendo. Es este uno de los motivos por los que el oro vuelve a gozar de las simpatías de algunos inversores, quizás minoritarios pero, dada la estrechez del mercado de este metal, suficientes para presionar al alza su precio.
EL MEJOR
(Renta Variable Internacional)———-> + 85,60 %
Las inversiones en las Bolsas latinoamericanas son las más rentables en la actualidad para los fondos españoles que operan en los mercados exteriores, sobre todo si uno de los componentes principales de la cartera se centra en valores de Brasil.
EL PEOR
(Renta Variable Internacional) ——————-> – 30,30 %
Las rentabilidades y resultados de los fondos que operan en los mercados internacionales de renta variable ofrecen disparidades muy acusadas entre los mejores y los más retrasados, ya que los menos afortunados de este grupo presentan pérdidas del 30% en el año.
Primo González