Los españoles que no llevan excesivo tiempo en Estados Unidos se asombran de que cuando llega una personalidad española a Washington, incluso si es recibido en la Casa Blanca, los medios de información americanos ignoran el hecho que, en nuestro país, es mostrado con gran despliegue tipográfico y televisivo como algo histórico.
Otro tanto ha ocurrido con la visita del presidente Zapatero. Los titulares y calificativos de nuestra prensa no se reproducen aquí. La mayor parte de los medios la ignoran, en la mayoría ni una línea, ni una foto, ni una imagen.
¿Por qué? ¿Hay alguna clase de inquina contra Zapatero o nuestro Gobierno? Ciertamente, no. En esta ocasión hay una razón coyuntural. Informativamente, nuestro presidente no ha tenido suerte con la fecha. En los momentos en que él se dirigía a la Casa Blanca, el Senado votaba el primer escollo de la reforma sanitaria de Obama, que tiene muy ocupada a la clase política y en la que, según algunos, se juega el futuro del presidente. No es raro que la CNN hiciera una amplia toma de Obama en lo que se presumía que era una rueda de prensa y todas las preguntas versaran sobre la reforma. Junto a Obama aparecía un hombro que presumíamos sería el de Zapatero. Simultáneamente, saltaba otro notición, preocupante aquí. El ministro de Exteriores ruso decía a Hillary Clinton que su país no está dispuesto a embarcarse en las sanciones a Irán. Este desplante, después de las recientes revelaciones sobre la simulación iraní y el gesto de Obama hacia Rusia eliminando el escudo antimisiles que irritaba a Moscú, era aquí un filón para los comentaristas. En el ámbito económico, se barruntaba que Wall Street superaría la línea mágica de los 10.000. En resumen, suficientes primicias para opacar la visita del dirigente de un país como España. Incluso Brown o la Merkel habrían tenido problemas para encontrar un gran hueco.
Luego, hay una razón estructural. Estados Unidos y Obama han girado un poco su atención y preocupaciones hacia el Pacífico, China, Japón, India, Corea… Es obvio que Europa es menos primordial que antes. Y dentro de Europa, en el radar de Estados Unidos, España no es, aunque sea respetada, ni mucho menos uno de los que aquí consideran los tres grandes, Alemania, Gran Bretaña o Francia. Aunque no seamos Ruritania, ser conscientes de nuestra proyección real es importante.
Inocencio Arias