Una cuestión previa: ¿sigue Gallardón en Copenhague? No se sabe. Lo que sí sabemos es que el urdidor y zaplanista Pedro Pérez (más conocido como El Ratoncito Pérez, por su afición a los duros antiguos que tanto dieron que hablar en Cádiz) anda cortejando al marido de María Dolores de Cospedal, Ignacio López del Hierro, imaginamos que para presionarle a favor de la llegada de su amigo y «socio político» de la Comunidad de Madrid, Ignacio González -el chino de la coleta blanca- a la presidencia de Caja Madrid. Es decir, el ratón Pérez adora a la Santa Inmaculada Cospedal por la peana de su santo esposo, al que a lo mejor el ratoncito Pérez le han ofrecido algún sillón de la Caja, como el que ya disfrutó Del Hierro en el grupo industrial de la Caja Castilla La Mancha, de la que salió por pies en cuanto olió el humo del incendio de la CCM, de la que nadie sabe cómo va ni cómo va a acabar.
Sin embargo el ratón Pérez, a quien ya conocen en Génova demasiado, se puede equivocar, porque para Rajoy éste es un casus belli, y no creemos que la Cospedal cometa el error de sondear a su jefe sobre las posibilidades banqueras del chino de la coleta blanca. Del que se dice que ha hecho un pacto diabólico con Aguirre de manera que ella lo propone como presidente de Caja Madrid hasta donde pueda y luego, si aparece algún obstáculo insalvable, lo dejará tirado y sacará otro candidato de los que abundan por ahí -Pizarro, Rato, De Guindos-, a ver qué pasa.
O sea, que el chino está ente su última gran oportunidad, porque si le sale mal lo de Caja Madrid se habrá dejado muchos pelos blancos del cogote en el butrón por el que pretendía llegar a la sala acorazada de la entidad, para darse el festín más grande que nadie soñó en compañía de sus amigotes del alma, el ratón Pérez, López Madrid, García de Vinuesa, De Miguel, Martín Marín, etcétera. Los que merodean por las instituciones de la Comunidad de Madrid, o por el Canal de Isabel II, que querían y quieren «privatizarse».
Y los que tienen entre sus actividades «sospechosas» no pocos asuntos de mayor cuantía, y aquí incluido lo del nuevo aeropuerto de El Álamo, a la vera de Navalcarnero, donde están preparando un tinglado de toma pan y moja, con el tren de Navalcarnero incluido -como bien sabe López Madrid, el correveidile tentador-, primero como un aeropuerto para los avioncitos privados y, más adelante y si se pone a tiro, como segundo aeropuerto de Madrid, el pelotazo del siglo por donde anda el Ratón Pérez (de la familia constructora de los San José), de quien dicen que ya figura en el sumario ‘Gürtel’. De momento, a punto están de cerrar Cuatro Vientos, como uno de los primeros pasos a seguir, para empezar por la Fiscalía, que ya tiene a su alcance algunos datos al respecto, como los tienen en la sede central del PP. ¿Y no sabe nada de todas estas andanzas la presidenta Aguirre? Pues claro que lo sabe, ella es la jefa y controla el reparto de las intrigas del poder.
En fin, como el chino sabe que la patada hacia arriba que le da Aguirre para que se vaya de su Gobierno hacia Caja Madrid es su última oportunidad, el tal I. González se ha lanzado a por todas con todos sus perros de presa para hacerse propaganda y gestiones de todo tipo -como la de López del Hierro- a ver si suena esta flauta de oro por casualidad. No vaya a ser que un ataque de autoridad le permita al líder del PP hacerse con la flauta y se lleve a las ratas y ratones de la Comunidad de Madrid al río Manzanares, como se los llevó el flautista de Hamelín.
Lo sorprendente de todo esto es que Tomás Gómez, el mayordomo de la condesa de Bombay, no se entera de nada, ni investiga la propiedad de los terrenos habilitados de El Álamo y su entorno, el lío del tren, el cerrojazo de Cuatro Vientos, los concursos de proyectos y construcción en ciernes, etcétera. Al pobre Gómez le han prometido unos silloncitos para que los ocupen sus amigos en Caja Madrid, y ya está decidido a entregar todo el poder de la Caja a la condesa para que financie la privatización del Canal de Isabel II, refuerce su poderío mediático y posteriormente la utilice como trampolín para asaltar la presidencia del PP. Y para machacar a Gómez en las elecciones del 2011, si para entonces el mayordomo y la condesa son los candidatos, lo que todavía está por ver (¿se imaginan que regresen Simancas y Gallardón a la Comunidad de Madrid?).
El chino de la coleta blanca está, pues, de los nervios. Cree que con la fuga de su compadre De Miguel del Canal de Isabel II ha puesto un cortafuegos a posibles escándalos que había por ahí -y han sido publicados-, y sigue sin saber quién pagó a los detectives catalanes que le siguieron (a él y también a su gente) por Colombia, Panamá, Miami y ciertas islas del Caribe. Porque ese espionaje de las misteriosas bolsas blancas con el truco de lo de Canal Extensia -que ha empezado el mexicano a desmontar para no dejar rastro, pero los rastros ahí están- no fue flor de un día, sino de unos cuantos meses, como pronto se sabrá.
En todo caso, Gallardón, responde: ¿estás ahí o te has fugado con la sirenita de Copenhague en un carro de hielo tirado por un enganche de unicornios de narval? Nada, el alcalde está entre pasmado y horrorizado por lo que se le escuchó al paso de la marcial cabra de la legión en el desfile nacional, y no da señales de vida. Está como cataléptico, pero ya se le pasará.
Marcello