La radicalización de la plataforma mediática estadounidense News Corporation, propiedad de Rupert Murdoch, ha colmado la paciencia de Barack Obama. El de Honolulú, ávido defensor de las libertades civiles y especialmente de la libertad de expresión, ha dicho «basta» ante los constantes ataques de medios como la cadena televisiva Fox, a la que desde su administración se ha calificado como un «departamento de comunicaciones del partido republicano». Un ataque que no debería salir de un Gobierno democrático, tenga razón o no.
Lo cierto es que el presidente y su equipo no exageran. La tendencia política de Murdoch es sobradamente conocida en Estados Unidos, y a nadie le sorprende ya que cadenas como Sky y Fox o periódicos como The Sun y The Times critiquen la gestión demócrata y basen su actividad en investigar presuntos escándalos de los miembros del Gobierno actual. Sin embargo, en los últimos meses el acecho ha sido tan agresivo que ha rebasado los límites de la investigación y la opinión para instalarse en una trinchera de ataques constantes, con fundamento o sin él, sobre la figura del presidente y su partido.
Algunos comentaristas estrella, como es el caso de Glenn Beck -un locutor prácticamente ultraderechista-, han llegado a acusar a Obama de «racista», lo que se considera un ataque especialmente duro en una sociedad como la norteamericana. De hecho, el mismo presentador inició una campaña que terminó con la dimisión del asesor de asuntos medioambientales de la Casa Blanca. Otros, como Bill O’Reilly o Sean Hannity, aprovechan sus espacios televisivos y radiofónicos para arremeter libremente contra la Administración demócrata, haya motivos para ello o no. Y al final la paciencia se ha terminado en Washington.
Para hacer público su descontento, el jefe de Gabinete de la Casa Blanca aseguró en CNN que ni el presidente ni su partido percibían a Fox News «como un medio periodístico», ya que no era imparcial. De hecho, el pasado mes Obama no concedió entrevistas a dicha cadena durante su defensa de la reforma sanitaria, consciente de que los republicanos eran contrarios a dicha medida. Algo que no es de recibo en una nación cuya bandera pretende ser el símbolo mismo de la libertad.
Aunque el director de FoxOX News ha acusado al Gobierno de «declarar la guerra a un medio de comunicación», desde el entorno del presidente se asegura que los funcionarios presidenciales seguirán compareciendo ante dicho medio. Obama debe darse cuenta de su error y no dejar de lado a ningún medio de comunicación, por ofensivo que éste sea. Lo que tiene que hacer es dedicarse a gobernar, y cumplir sus promesas electorales cuanto antes. www.miguelangelrodriguez.net
Miguel Ángel Rodríguez