jueves, enero 23, 2025
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El divorcio, ya

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Cuando la infanta Elena y Jaime Marichalar se separaron, mediante aquel eufemismo del «cese temporal de la convivencia», el 13 de noviembre del 2007, se dieron dos años para replantearse su futuro.

Bien sabían ellos y sus respectivas familias que el «cese temporal» solo era un primer paso para una separación definitiva en toda regla. Ya sea mediante divorcio ó nulidad eclesiástica.

Al Rey no le agrada que la infanta se divorcie. La Reina, todo el mundo sabe lo que piensa del divorcio. Lo dejó claro en el polémico libro de la opusdiana Pilar Urbano («Esas parejas que conviven con hijos de otros matrimonios…»).

A muchos nos sorprendió esta opinión de doña Sofía sobre los divorciados, después de que, en su casa, tiene una nuera divorciada.

Estoy seguro que a la infanta Elena no debe importarle mucho la opinión de sus padres a la hora de plantearse el futuro de su vida, actualmente en un limbo jurídico, a causa de las exigencias del todavía su marido Jaime Marichalar, quien, al parecer, pide un estatus especial para no oponerse al divorcio ó a la nulidad.

Dicen que pide un título nobiliario, que no creo, aunque si cierta protección para no quedarse al pairo totalmente, como puede ser la seguridad.

Económicamente no debe haber problemas ya que, antes de casarse, firmaron las capitulaciones en las que se dejaba bien claro la separación de bienes. (También se hizo cuando Felipe se casó con Letizia).

Tal es así que, cuando la infanta decidió romper su matrimonio, lo hizo abandonando el domicilio conyugal. Aunque la casa fue adquirida durante los años de convivencia, es propiedad exclusiva de Jaime ya que se construyó con el dinero que había heredado de una tía suya, hermana de su padre.

Con respecto al ducado de Lugo, Marichalar sabe que no podrá seguir utilizándolo ya que la concesión del mismo por el Rey lo hizo a título personal y vitalicio para su hija, la infanta Elena. Al igual que el ducado de Palma de Mallorca para su hija la infanta Cristina. Estos títulos no podrán ser heredados ni por los hijos sino devueltos a la Casa Real al fallecimiento de las actuales titulares.

Estoy seguro que nos encontramos al final de las negociaciones para la separación que podría ser efectiva el próximo mes de noviembre, cuando se cumplan dos años del dichoso y eufemístico «cese temporal».

El divorcio… ya.

Jaime Peñafiel

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